El nuevo proyecto del Madrid ha arrancado con una jornada libre en la dos de los señalados por Solari, Isco y Marcelo, han acudido a la Ciudad Deportiva de Valdebebas, junto al lesionado Vinicius, para entrenar en su día de descanso.

La división en la que vivía sumida la plantilla con Solari, entre indiscutibles exhaustos y descartados enfadados, ha pasado a la historia con la velocidad que se anunció y se oficializó el anuncio del regreso de Zidane al banquillo blanco. Ahora los debates se construyen en torno a la ilusión de la construcción de un nuevo equipo para la próxima temporada.

DE NAVAS A BALE

Desde la portería hasta el ataque, el orden establecido en el Madrid ha quedado reducido a cenizas. Zidane, que ya apostó con todo por Keylor Navas en su anterior etapa, hasta frustrar el fichaje de Kepa que quería abordar el club, ahora se encuentra con Courtois por delante de su guardameta predilecto, la primera decisión de muchas.

Las otras elecciones trascendentales deben ser en ataque, comenzando por un Bale que terminó la temporada pasada exigiendo más minutos a un Zidane que todavía no había dimitido y ahora deambula como un zombi para un madridismo que ya le ha dado la espalda; y siguiendo por un Isco que, desde ya, disfruta de un indulto general y una hoja de expediente limpia para pelear un puesto.

FICHAJES OBLIGADOS

Además de la figura del delantero goleador, sin muchas variantes en defensa, más que la vuelta al primer escalón jerárquico de Marcelo por delante de Reguilón, los problemas del nuevo técnico en la zaga se centran más en el futuro que en el presente, con poco más que exprimir en una plantilla escasa en la posición. El francés ya cedió a un Vallejo que no tiene visos de ser una opción para el próximo curso, una posición en la que el Madrid pretende al brasileño del Oporto Militao.

La inexorable apuesta en el centro del campo de Solari, con Casemiro, Kroos y Modric, se atisba también como la predilecta de Zidane, pero su estado de forma es cuestionable y las alternativas limitadas. Desde Ceballos, que ya manifestó su descontento en la última temporada del francés en el banquillo blanco, hasta Valverde, pasando por Brahim y el lesionado Llorente, que no contó nada la temporada pasada pero ha despertado este curso.