Todo sigue igual. Los mismos nombres y las mismas caras. Una vez más y van 15 finales (7 de ellas en Grands Slam) Rafael Nadal y Roger Federer van a cruzar sus raquetas por conseguir un nuevo título. Poco ha cambiado la nueva temporada en este sentido. Los dos aspirantes a desbancarlos, Novak Djokovic o Andy Murray se han quedado en el camino. En seis partidos nadie ha podido con ellos. Los dos mejores jugadores del mundo se enfrentan en un duelo ya comparable a otros grandes duelos legendarios del tenis. De momento ya han jugado las mismas veces que lo hicieron los estadounidenses Jimmy Connors y John McEnroe en su época (18 ocasiones) y solo una menos que los enfrentamientos entre los también estadounidenses Andre Agassi y Pete Sampras o el alemán Boris Becker y el sueco Stefan Edberg. Y solo están a cinco partidos del récord que tienen Ivan Lendl y el propio McEnroe.

A los dos les queda tiempo para superar de largo ese récord. Pero la final de hoy (09.30 horas, Cuatro) es especial por otras razones. Esta será la primera vez que Nadal y Federer se enfrentan con el mallorquín como número uno del mundo. También es la primera vez que lo hacen en Australia, lejos de sus territorios preferidos de Roland Garros y Wimbledon. No solo eso. En juego están un par de récords importantes para los dos protagonistas. Si Nadal levanta hoy la copa se convertirá en el primer español que conquista el título en Melbourne después de que lo intentaran sin éxito Conchita Martínez (2000), Carlos Moyà (1997), Arantxa Sánchez (1994 y 1995), Andrés Gimeno (1969) y Joan Gisbert (1968). Si lo hace Federer igualará el récord de títulos de Grand Slam que tiene Sampras con 14.

OPORTUNIDAD UNICA Ambos están ante una oportunidad única que ninguno quiere desaprovechar. "Será un partido duro. Nadal está jugando un gran tenis pero para mí esta es una oportunidad fantástica de alcanzar ese récord", decía 24 horas antes de jugar Federer que, a sus 27 años, también sabe que no será la última ocasión que le quede. "Será una final para dejarse la piel en la que confío estar recuperado físicamente", decía Nadal, que sale con la desventaja de haber descansado un día menos que su rival y acumular en sus piernas el cansancio de su duelo de semifinales contra Fernando Verdasco, después de 5 horas y 14 minutos en pista. "No creo que sea una desventaja. Estoy seguro que Rafa estará recuperado para ese partido. Antes de Verdasco no se había desgastado demasiado", apuntó Federer.

Nadal y Federer volverán a verse las caras después de la final de Wimbledon que al suizo le costó perder su condición de número uno mundial y su reinado sobre la hierba. "Un desastre", admitió tras perder aquel partido llamado ya "el partido del siglo". Ahora en Melbourne el tenista suizo tiene la oportunidad de recuperar su autoestima y ganar a su bestia negra, el único tenista del circuito que le ha ganado más veces que él (12 de 18). Melbourne es un escenario especial para Federer. Su primera victoria en Australia en el 2004 le encaramó al número uno mundial. No solo eso. En ese escenario en el 2006 abrazó emocionado a su único ídolo, el australiano Rod Laver, cuando le entregó su segundo trofeo. Y en el 2007, logró su tercera victoria sin perder ni un set. Unos recuerdos que le permiten ser optimista. "Yo ya sé como se gana aquí. Además en pista dura tengo el buen recuerdo de haberle ganado la última vez en las semifinales de la Copa Masters de Shanghái hace dos años".

UN TRIUNFO Para Nadal su acceso a la final ya es un triunfo. El mallorquín no ha podido empezar mejor una temporada que va a ser complicada para mantener el nivel del 2008, su año mágico, en el que alcanzó el número uno, ganó su cuarto Roland Garros consecutivo, su primer Wimbledon y la medalla de oro en Pekín. "Lo que conseguí fue una animalada y es absurdo pensar en repetirlo", aseguraba a este periódico semanas atrás. Una victoria en Melbourne hoy demostraría que nada es imposible para un tenista sin límites.