Fernando Verdasco, flamante semifinalista del Abierto de Australia y ganador de la Copa Davis, es pacense por parte de madre. Olga Carmona habló ayer para EL PERIODICO EXTREMADURA desde La Cañada , uno de los tres restaurantes que la familia Verdasco posee en Madrid, y contó en clave extremeña algunas de las interioridades del hombre que ahora se medirá a Rafa Nadal por un puesto en la final.

--¿Cómo ha vivido el triunfo de su hijo?--No me gusta ver los partidos por televisión, me pongo mucho más nerviosa, pero esta vez claro que lo he visto. Prefiero verle en directo. Ha sido una gran alegría.

--¿Ha podido hablar con él?--Me ha llamado justo al acabar el partido. No es normal en él. Suele hacerlo cuando ya se ha duchado y está más tranquilo.

--¿Qué se han dicho?--Yo le he comentado que le veo igual de campeón que siempre, aunque ahora está hablando todo el mundo de él. El me ha dicho que estaba muy bien, muy contento, y le he pasado a su hermana pequeña, que le ha dicho que no se lo creía.

--Indudablemente, vive un momento dulce. ¿Qué clave ve para que haya mejorado tanto su nivel en los últimos meses?--El estaba convencido de que había cambiado después de su victoria en la Copa Davis. Hay algo que ha variado en su interior. También se puede hablar de su pretemporada en Las Vegas, de la preparación que hizo allí, de que ha trabajado como un loco, de que se ha puesto más fuerte. Cuando se fue a jugar a Brisbane antes del Abierto de Australia ya empezó a jugar así de bien, ya se veía que algo había cambiado, le había saltado un chip . El está convencido de que todo es por la Davis.

chip

--Tuvo que ser fuerte ganarle a un país entero en Argentina...--Sí. Fernando es muy de equipo dentro de un deporte muy individualista como el tenis. Hubiera sido igual de feliz en un deporte de equipo como el fútbol. Es de los que se alegra especialmente si gana el equipo y gana su país. Es curioso, pero sufre cuando tiene que enfrentarse a un amigo.

--Pues le espera Nadal en semifinales...--Por la manera de ser de Fernando, es complicado. Le cuesta separar un poco las cosas. Nosotros le decimos siempre: "cuando entras en la pista, no tienes amigos". Con el tiempo lo ha ido asimilando, pero aún hay jugadores que le causan respeto, y uno de ellos es Rafa.

--¿Confía en verle en la final?--Claro. Está jugando de maravilla. Ahora veremos si ante Rafa ha cambiado también en ese aspecto. Por lo demás, ha madurado muchísimo y ha aguantado cosas que antes no aguantaba.

--Se les ve como una familia muy unida...--Somos una familia muy grande, sí. Durante muchos años vivimos juntos, con los padres y los hermanos de mi marido, en lo que nosotros llamamos la finca , una casa al lado del restaurante que tenemos en Boadilla. Seguimos todos muy juntos y repartimos la responsabilidad en los negocios que tenemos. Fernando está muy unido a sus primos, sobre todo a uno que estudia en Oregón. Ahora muchas veces vamos con él a los torneos. No le gusta viajar solo y ni siquiera dormir solo en la habitación del hotel, aunque últimamente ya lo está haciendo.

la finca

--¿Hasta cuándo vivió usted en Badajoz?--Hasta los 18 años. Entonces me vine a Madrid para ser azafata de tierra. Cuando me iba a preparar para serlo de vuelo, conocí a mi marido y me puse a trabajar con él en la oficina del restaurante. Aparte de Fernando, tenemos dos chicas de 22 y 10 años.

--¿Viene por Badajoz últimamente?--Cada vez menos desde que mis padres viven aquí. Además, siempre que podemos viajamos con Fernando a los torneos. En Badajoz tengo varias tías y muchos amigos, a algunos de ellos veo a menudo. La última vez que fuimos fue el año pasado. A mi padre, que se llama Antonio Carmona, le dicen muchas veces que no se creen que Fernando sea en parte de Badajoz porque nunca sacan su apellido.

--Fernando vivió en Badajoz, ¿no?--Sí. Era todavía muy pequeño. Tendría dos años y medio. Abrí con mi marido un restaurante que se llamaba

Bamba