Ona Carbonell esculpió su debut en los Mundiales de Barcelona en bronce y abrió su particular cosecha de medallas en un campeonato que puede consagrarla entre las grandes estrellas de la natación. Es la primera de las siete que se ha marcado como desafío la joven nadadora barcelonesa de 23 años, y también la primera para el equipo español que confía en superar en casa su mejor actuación mundialista: las 11 medallas de Roma 2009.

La sonrisa dibujó el rostro de Ona cuando los jueces le otorgaron una puntuación de 94.400, que le aseguraba el bronce en la prueba de solo técnico. Por delante en el podio se situaron la rusa Svetlana Romashina (96.800), que se colgó el oro, inalcanzable como siempre son las representantes de este país cuando están en juegos las medallas, y también la china Huang Xuechen, bronce en los Mundiales de hace dos años y que ayer subió un escalón (95.500).

No se puede pedir más a Carbonell en su primera aparición internacional en el solo técnico (su fuerte es el solo libre, igual que sucedía con Gemma Mengual y Andrea Fuentes), una prueba que ha tenido que preparar contrarreloj.

"Mi objetivo será la plata en el solo libre, que es donde me siento más a gusto. No renuncio a nada", avanzó Carbonell que, para evitar un calendario muy cargado, que le obligará a lanzarse hasta 13 veces al agua en el torneo, no estuvo en la clasificación de la rutina técnica por equipos.