La serie que empezó ayer entre Andorra y Cáceres se prevé emocionante, pero no llegará, seguro, a los niveles que tuvo el playoff que los equipos de ambas ciudades disputaron hace 21 años. El que ganaba subía directamente a la Liga ACB, mientras que el derrotado tenía derecho a una repesca. Al final, ambos acabaron felices (y magullados) en la máxima categoría.

Y es que fueron cinco encarnizadas batallas que se iniciaron con victoria extremeña (84-85). Tony Romero anotó los tiros libres decisivos a falta de 15 segundos, con 200 cacereños en la grada. Era el 3 de abril de 1992.

Dos días después, el equipo local reaccionó dos días después en un choque mucho más igualado de lo que indicó el 77-69 final.

La eliminatoria se trasladó a la Ciudad Deportiva el fin de semana siguiente. En un ambiente ensordecedor, el conjunto que dirigía Martín Fariñas perdía la ventaja campo (80-82 con prórroga).

48 horas más tarde, el Cáceres supo rehacerse del golpe en otro desenlace brutal (87-85). Aquel encuentro fue un domingo por la tarde y los dos equipos debieron recorrer mil kilómetros, ya que el enfrentamiento decisivo era el martes por la noche.

Fue espectacular, igualadísimo. El Cáceres se agarró a su fe cuando parecía tenerlo perdido y dispuso de un '1+1' --una regla extinguida por la que, si se metía el primer tiro libre, se tenía derecho a un segundo--, pero Felipe García no lo aprovechó y el marcador terminó en 73-71.

Andorra celebraba el ascenso y al Cáceres le tocaba levantarse. Miles de personas recibieron a su autobús el día siguiente: seguramente entonces empezó a cimentarse la victoria en la repesca frente al Prohaci Mallorca.