Extremadura volverá a contar con dos equipos en Segunda División femenina de fútbol sala nacional la próxima campaña. Son La Garrovilla y La Cruz de Villanueva de la Serena los que tienen esta gran oportunidad, aunque no es la primera vez, ya que ambos tienen práctica jugando en este nivel.

«Hemos luchado contra las dificultades y el equipo ha cogido experiencia y ha logrado mantenerse en esta categoría», dice Diego Ortiz, entrenador del equipo garrovillano. El técnico, que acumula una larga trayectoria al frente de la plantilla, ya vivió el ascenso en la temporada 2016-2017, pero en esa ocasión no logró conservar su plaza y bajó a categoría regional de nuevo. Ahora afronta la segunda temporada consecutiva en este nivel tras quedar, la pasada, en decimotercera posición.

Por su parte La Cruz también repite, en su caso, por cuarta vez consecutiva y lo hace con nuevo nombre, pues hasta este año disputaba con la denominación de Cefo. Un cambio de representación necesario para seguir creciendo y para poder «optar a algo más» tras acabar la campaña pasada con muy buen sabor de boca, ocupando el quinto puesto en el Grupo III, aunque sin poder subir a Primera División.

Objetivos claros / «El año pasado empezamos muy bien, pero algunas jugadoras sufrieron lesiones duraderas en el tiempo y la plantilla se quedó muy reducida. Aún así logramos alcanzar un buen puesto». Palabras de la entrenadora de La Cruz, Ana Pérez, que tras la mala experiencia que vivió al quedarse sin una parte importante de sus jugadoras ya prepara algunos proyectos para el futuro, entre los que se encuentra «formar un filial que compita a nivel regional y que en un momento dado refuerce el primer equipo». De esta manera espera poder prevenir cualquier baja. Así, este año se marca un «reto ambicioso» ya que intentará luchar por uno de los cuatro primeros puestos que le abrirían las puertas para poder jugar en Primera División.

Pese a todo, las dos escuadras extremeñas lo tienen claro y comparten el mismo objetivo principal: la permanencia. Preservar su plaza compitiendo contra equipos de todo el país, una plaza que han obtenido con esfuerzo, trabajo, constancia y dedicación ante la mirada orgullosa de una región en la que el fútbol sala femenino no predomina.

Pretemporada / Ambos equipos ya se preparan para esta nueva etapa. La Garrovilla puso en marcha los entrenamientos de pretemporada el pasado martes, mientras que La Cruz llevará a cabo la primera convocatoria el día 19. En el caso de La Garrovilla el grueso de la plantilla se mantiene, aunque sufre la baja de cuatro jugadoras. Dos de estos huecos ya han sido ocupados con nuevos fichajes, Carolina Gómez y Mónica Cala, que llegan con experiencia militando en Segunda División. Pero siguen buscando al menos otras dos incorporaciones para cerrar su plantilla, que hasta el momento se conforma de diez jugadoras. Por su parte, La Cruz no sufre cambios, con todas las chicas ya recuperadas de los problemas físicos, aunque también tiene en mente la llegada de nuevos fichajes.

Durante el año la jornada habitual de los dos equipos será de dos entrenamientos a la semana, ya que no es fácil poder reunir a las chicas que proceden de distintos puntos de la región. «El 70% de la plantilla viene de Cáceres, el viaje es de una hora y no queremos sobrecargar a las jugadoras», proclama Pérez. Y es que en Extremadura la distancia y los pocos medios son una de las grandes dificultades con las que se encuentran. «Las jugadoras en otros equipos están cobrando y sólo se dedican a esto. Nosotras estamos aquí porque nos gusta el fútbol sala, pero dependemos de nuestro trabajo», comenta Rocío Moreno, una de las capitanas de La Garrovilla. Sin embargo, ambos clubs intentan dar todas las facilidades a sus jugadoras (alojamiento, desplazamientos, comida…), las cuales no tienen que poner dinero solo su talento.

Femenino Cáceres / Junto a La Cruz y La Garrovilla, un tercer equipo extremeño consiguió un puesto para participar esta campaña en la Segunda División Nacional: el Femenino Cáceres de fútbol sala. El conjunto verde se impuso al Luis de Camoens en la eliminatoria arrebatándole el ascenso. Y es que a pesar de la derrota en Ceuta (5-2) en la vuelta, las extremeñas ya habían ganado cuando golearon a su rival por un 8-1 en el partido de ida.

Sin embargo estas no podrán disfrutar de la oportunidad ya que el club se ha visto obligado a rechazar la plaza por motivos ecónomicos, pasándole el testigo al equipo ceutí y dejando a Extremadura sin un triplete que se espera que el año que viene pueda hacerse realidad.