Con el cuchillo entre los dientes, las chicas del Puebla preparan un año más su asalto a la Superliga Femenina. La mañana de hoy (12.00 horas en el Municipal) abre el telón de una nueva y desigual batalla. Enfrente, un rival directo: el Torrejón. Un equipo que peleará en la misma ´liga´ que las extremeñas; una lucha sin cuartel por una de esas plazas que permiten, una vez diluida la competición liguera, disputar la Copa de la Reina.

El equipo que preside José Luis Rodríguez volverá a ser uno de los más humildes de la categoría. Mientras otros van en carroza, ellas viajan descalzas. Mientras otras se desplazan a Santander para preparar la pretemporada, las poblanchinas se han tenido que conformar con entrenar durante el verano en un campo de tierra, anhelando el día de la semana en que el de césped queda libre.

Dificultades

Las diferencias entre unos equipos y otros son, en algunos casos, estratosféricas: "Cuando nosotros viajamos 12 horas en autobús, otros se desplazan en avión. Nosotros comemos bocadillos cuando otras lo hacen en restaurantes. Dormimos en hoteles de dos estrellas y nuestros rivales normalmente en otros de cuatro. Cada día es más complicado competir. Las diferencias son cada vez mayores", se lamenta José Luis Rodríguez, presidente del club.

No obstante, las extremeñas han salido bravas. No se arredran y su competitividad está fuera de toda duda. Parafraseando a Juanjo Ballesta, actor que encarnara al célebre ´Bola´: "Cuando los chicos de barrio nos ponemos elegantes, somos los más elegantes", ellas son cenicientas altivas plantando cara a las doncellas de palacio.

Las carencias se suplen con imaginación y trabajo. Mucho trabajo. El técnico, Antonio Contreras, es en gran parte culpable de su espíritu indomable. Un tipo que vive y trabaja de panadero en Olivenza y debe desplazarse tres días a la semana para entrenar no puede andarse con excusas vanas. Este año, además, contará con un motivo más para ilusionar a la afición: una dupla letal arriba formada por María José (16 goles el pasado curso) y la brasileña Dayanne. Fiereza y terciopelo. Temible y seductora combinación.