El Plasencia Galco volvió a ser víctima de su síndrome del último cuarto y perdió un partido en el que fue por delante en el marcador desde el minuto 2 hasta el 38, pero en el que una racha de acierto en el tiro exterior de los locales le impidió llevarse la victoria de Gijón.

El encuentro, bastante malo, estuvo lleno de imprecisiones y tan sólo lo salvó la emoción de los últimos minutos, único momento en el que el público asistente pudo disfrutar de algunas dosis de baloncesto.

Tras unos puntos iniciales de la pareja extranjera del Farho Gijón, que pusieron 7-4 a los locales arriba en el marcador, comenzó a funcionar el tándem Brown-Cuthbert que endosó un parcial de 8-0 a su rival para adelantarse con un ventaja que llegó a ser de nueve puntos (11-20) a falta de dos minutos para el término del primer cuarto.

Iturbe paró a Brown pero Lledó no pudo con Cuthbert, con lo que la ventaja aumentó a hasta los 11 puntos (22-33).

Al descanso se llegó con 6 puntos de diferencia para el Plasencia (33-39) y con el equipo local muy espeso en sus ideas.

En el comienzo del tercer cuarto el juego siguió igual y el Plasencia siempre mantenía un colchón de entre 7 y 10 puntos gracias a su pareja de extranjeros y alguna aportación esporádica de Javi Simón.

EL DESASTRE El último cuarto arrancó con ventaja de siete puntos (48-55) de los visitantes y los hombres interiores del Gijón cargados de personales, en especial Young, que estuvo muchos minutos sentado en el banquillo, lo que presagiaba una victoria visitante.

Sin jugar bien el Farho comenzó a recortar diferencias gracias especialmente a Waleskowski, que si bien bajo la canasta fallaba bastantes tiros desde media distancia resultaba imparable. A falta de 3 minutos el Gijón se puso a dos puntos (63-65). Un triple de Vallmajó a falta de dos minutos, su única canasta en todo el partido, situaba al Gijón por un puntos por encima de su rival (67-66).

Los nervios pudieron entonces con los extremeños que fallaron varios tiros consecutivos y en ese tiempo tan sólo Cuthbert pudo anotar un punto en un tiro libre.

Iturbe en un contragolpe y Lledó, también con un tiro libre, dejaron el marcador en el 70-67 final y llevaron la alegría a un público que vio como se ganaba un partido que durante muchos minutos pareció perdido.