En ciclismo se denomina la grupeta a la cuadrilla de amigos que quedan todas las mañanas para salir en bici. Sierra Nevada era hasta ayer un hervidero de ciclistas profesionales, todos ellos preparando el Tour, a excepción de Alejandro Valverde, que todavía no puede correr. La grupeta había decidido efectuar un entrenamiento de larga duración, seis horas pedaleando. Valverde, José Joaquín Rojas --que perdió a su hermano Mariano en un accidente de tráfico cuando iba a coger un avión para el Tour-- y Juanma Gárate aguardaban en Granada, Samuel Sánchez, en otro punto de Sierra Nevada. Xavi Tondo fue a cerrar la puerta del garaje del apartamento que había alquilado en la estación de esquí andaluza. Quedó aprisionado entre el coche y el portón del aparcamiento.

El fallecimiento de Tondo, considerado uno de los ciclistas españoles más destacados en su madurez, ha sido en apenas dos semanas la segunda trágica noticia que ha sacudido a un ciclismo, maltrecho por las desdichas y obligado una y otra vez a dejar en un segundo plano las gestas que lo han convertido en un deporte de reseña. El 9 de mayo, el corredor belga Wouter Weylandts perdió la vida en un descenso del Giro (carrera que ayer se sobrecogió por la desgracia de Tondo en la segunda jornada de descanso).

Tondo se preparaba con toda la ilusión imaginable para debutar en el Tour, para hacer cosas grandes en la mejor carrera del planeta, para intentar acabar entre los cinco primeros de la general. Y estaba preparado para ello. Era este año el jefe de filas del Movistar, el principal equipo español, la firma telefónica que ha querido desafiar la crisis apostando por las bicis. Cuando el Movistar se denominaba Caisse d´Epargne, otro corredor catalán, Isaac Gálvez (2006), también perdió la vida de forma absurda en el velódromo de Gante.

MINUTOS DE SILENCIO En Vilanova i la Geltrú se mató en un esprint el velocista manchego Manuel Sanroma (1999). Desdichas, accidentes... Pero ellos fallecieron en la bici, en el vehículo con el que quisieron triunfar, y no atrapados entre un coche y la puerta de un garaje. Beñat Intxausti, el joven valor de la cantera vizcaína que este año ha fichado por el Movistar, lo presenció todo. Ambos compartían el mismo apartamento en Sierra Nevada. Solo se le ocurrió llamar a Jesús Hoyos, el médico del equipo, que estaba en Italia, y que nada podía hacer en la distancia. Samu Sánchez, el campeón olímpico, alertado por el extraño retraso de sus compañeros, se personó en los apartamentos antes de que el juez retirase el cuerpo.

Tondo era de Valls. Hoy, a las 12, se guardará un minuto de silencio en la plaza. Las banderas del ayuntamiento ondean a media asta y con un crespón negro. La dirección del Giro comunicó ayer que también lo homenajearán con un minuto de silencio antes de que el primer corredor tome la salida en la cronoescalada. Tondo, hace un año, llegó a ocupar la tercera plaza de la general de la carrera. La perdió, enfermó, fiebre y antibióticos, y abandonó.

Tondo se quedará sin conocer el Tour que tanto lo entusiasmaba. "Tuve que ficharlo mucho antes --tenía 32 años-- pero todavía estamos a tiempo de sacar lo mejor que lleva dentro", comentó su director, Eusebio Unzué, hace unas semanas. El Movistar se planteó dejar el Giro. "Estamos hundidos pero estoy seguro que a Xavi le habría gustado que siguiéramos compitiendo", añadió Unzué. Seguro que sí. Y si pueden ganar una etapa, todavía mejor.