En la meta de Figeac, hermosísima pequeña ciudad del departamento del Lot, sonrió David Moncoutie. No era para menos. Seguramente le embargaba la felicidad, tras llegar en solitario, vencer y plantar a sus dos compañeros de fuga. Iba con dos españoles: el experto en escapadas, el candidato al triunfo, Joan Antoni Flecha, y el novato, el debutante, Egoi Martínez. Muchos dirán que ambos se dejaron la casa sin barrer y que volvió a pasar lo de siempre. Va un extranjero con dos españoles y les gana, bien sea aquí en el Tour, o en la Vuelta, o hasta en una carrera de caracoles. Pero, ciertamente, el catalán del Fassa Bortolo poca culpa tuvo en la extraña situación que se produjo ayer a cinco kilómetros de meta.

Nunca se dirá la verdad. O no se podrá decir. Hay veces que es mejor morderse la lengua y pronunciar las frases hechas que sueltan todos los deportistas, sean de la especialidad que sean, cuando caen derrotados. "Ha ganado Moncoutie, porque era el más fuerte de nosotros", se defendió Martínez tras cruzar la meta. Porque ayer, Flecha, y sobre todo Martínez, cayeron totalmente derrotados frente el corredor francés del Cofidis, en otra jornada de fuga consentida, antes de las dos trascendentales etapas en los Pirineos.

EL FALLO DE FLECHA Flecha cometió un error. Pecó de excesiva generosidad, deportivamente hablando. Si van tres, lo lógico es que el trío trabaje por un igual, no que uno de ellos, en este caso Flecha, se desgaste más que el resto. Su mánager, Gian Carlo Ferretti, lo vio clarísimo desde el televisor del coche: "Flecha ha pecado de juvenil". Vamos, que le tomaron el pelo. Generoso... en casi todo. Pero, de los tres, era quien menos tenía que perder. Ya sabía lo que era ganar una etapa en el Tour, proeza que consiguió hace un año, en la llegada a Toulouse. Moncoutie no podía defraudar a sus paisanos, eufóricos, pletóricos por nadar ahora en la abundancia, felices por la victoria de Richard Virenque y, sobre todo, por el jersey amarillo en las espaldas de Voeckler.

Dijo también Egoi Martínez: "Siempre me ha costado obtener victorias". Pues si sigue así mucho más le va a costar. Sólo había un repecho importante antes de llegar a la meta. Aparecía a cinco kilómetros de la llegada. Fue allí donde Flecha, el favorito, el más peligroso del trío, demasiado cansado, demasiado esforzado de tanto relevo generoso, intentó plantar a sus acompañantes, en un último esfuerzo a la desesperada. Fue entonces cuando Moncoutie, al ver que Flecha necesitaba resoplar y coger aire fresco, se lanzó hacia la victoria. Lo sorprendente fue la reacción de Martínez. No hizo nada. Nada. Absolutamente nada. Se quedó allí como pasmado, paradito, mirando a Flecha, como diciéndole mira que se va. Y bien que se fue. Para levantar los brazos. Para reírse de ellos.

Egoi, navarro, de 26 años, vencedor del Tour del Porvenir, ha debutado este año en la ronda francesa. Pasa por ser un correcto escalador, culto y, sobre todo, un gran entendido en números y cifras. Por algo es licenciado en Ciencias Económicas. Pero sobre la bicicleta tal vez le falte esa sangre caliente necesaria para imponerse en una etapa del Tour. No se sabe si ayer estaba mentalizado para ganar. No lo demostró. Por lo menos no le disputó el esprint a Flecha.