PLASENCIA EXTREMADURA: Rubén Martínez (0), Andre Howard (19), Guilherme Gitterer (6), Mario Alvarez (2), Antonio Bustamante (2) --cinco inicial-- Marko Sekulic (12), Jonathan Barceló (9), Martín Calvo (2), Roberto Rueda (6) y José M. del Río (0).

PRAT JOVENTUT: Jaume Comas(11), Alejandro Barrera (9), Marco Todorovic (18), Joan Tomás Noguera (3) Jordi Llorens (10) - cinco inicial- Ferrán Bassas (2), Gerbert Martí (2), Albert Ventura (3), César Bravo (5) y Roger Vilanova (0).

ARBITROS: Perera Giménez y Bey Silva.

MARCADOR POR CUARTOS: 10-21, 25-30 (descanso), 47-48 y 58-63 (final).

Ya lo aseveró Gomariz, cual "pitoniso", primero acertando de pleno que el Prat siempre gana el primer cuarto y segundo que tenía miedo a que a sus hombres les pesara la responsabilidad de jugar en casa, también acertó. En lo que no acertó es en que tenía muy claro lo que tenía que hacer para ganar. El técnico es posible que lo tuviera, pero sus jugadores suspendieron la asignatura. Anoche la poca afición presente --pudo más las cenas navideñas-- sufrieron el peor partido de la era Gomariz.

El 10-21 con el que acabó el primer cuarto fue tan sólo un aviso, el quinteto inicial de nuevo sorprendió a todos y contentó a Carlos Durán, que disfrutó viendo a los suyos bailando en corral ajeno. Retenerlo en video debe servir para estudiar todo lo que no se debe hacer. El segundo tramo comenzó con un 7-0 que sirvió para acercarse momentáneamente, aunque dos triples catalanes devolvieron el arreón . Otros dos triples de Rueda enmascararon de nuevo las matemáticas, 25-30 al descanso.

REACCION INUTIL Tras volver, suponemos de la lógica reprimenda de Gomariz, a Howard se le encendió la bombilla y acertó con tres triples consecutivos que pusieron a los de casa por delante (34-32), era tal el desconcierto en la pintura que allí debajo nadie osó aparecer. Otros dos triples (Barceló y Howard) colocaron la máxima renta para Plasencia (45-40), pero apareció Todorovic para minar la esperanza y acabar el tercer periodo también por delante (47-48).

El tramo decisivo comenzó con un patente miedo a perder de unos --los verdes-- y un --no me creo que voy ganando-- de los de Prat. Casi cuatro minutos sin anotación. El partido se igualó a 51 a falta de cinco minutos. Plasencia erró sus dos ataques y en defensa Roberto Rueda colocó dos tapones que en otras circunstancias hubieran acabado con la moral enemiga y arengando a sus tropas, pero ni por esas, las guerras no se ganan con pequeñas batallitas particulares, y los que se creen héroes suelen acabar cubiertos con unas bonitas flores. Tampoco las hubo en esta ocasión, porque la parroquia empieza a estar mosca con el miedo que padecen los jugadores a La Bombonera, que empieza a parecer un monstruo, ya son cuatro derrotas consecutivas en casa y duelen.