Pablo quiere hacer borrón y cuenta nueva. Vargas quiere volver a ser el portero titular del Cacereño. Pablo Alberto Vargas Pérez (Aznalcázar, Sevilla, 1984) ha recuperado la ilusión después de un año negro en el que apenas jugó unos minutos con el conjunto verde. "No puedo ocultar que para mí fue un año malo, no lo esperaba, me dolió mucho", se sincera el guardamenta, que en la campaña 2009-2010 ya demostró sus cualidades en el equipo de Cáceres. "Ni soy tan bueno como pudo parecer aquella temporada ni soy tan malo como se podría pensar tras la última", añade.

Ahora, Pablo ha vuelto a ser Vargas a base de trabajo, mucho trabajo. Para empezar, nada de vacaciones. Desde que acabó la pasada temporada el sevillano se ha machacado en el gimnasio y en el campus para porteros de Plasencia. A eso le ha unido una estricta dieta sin nada de grasa para perder peso. El resultado, 11 kilos menos y un nuevo futbolista con ganas de ganarse el puesto, de pelear por demostrar que lo sucedido es una pequeñísima mancha en su expediente que pronto estará totalmente borrada.

Cuando llegó la temporada pasada firmó por dos años y eso ha influido mucho a la hora decantarse por Vargas en vez de José Fuentes --"que realizó una gran campaña", dice el sevillano--. Pero Angel Marcos le ha dado toda la confianza y él espera responder con creces.

Su 'annus horribilis'

Vargas apenas jugó unos minutos la pasada temporada. Lo hizo en el partido de Copa ante el Málaga, cuando además fue expulsado. Después, lesiones y un estado de forma que quizás no era el óptimo. El resultado, Miguel, ahora segundo portero pero entonces supuesto tercer guardameta, la adelantó y sustituyó a Fuentes cuando este tuvo que cumplir un partido de sanción. "Me salió todo al revés", repite en varias ocasiones.

Pero Vargas quiere redimirse y "demostrarle al míster que no se ha equivocado" al volver a confiar en él, indica risueño. "Voy a hacer borrón y cuenta nueva, olvidarme de todo lo pasado y centrarme únicamente en lo que tengo por delante, que realmente me ilusiona mucho".

En cuanto a sus preferencias de grupo (la federación nacional sigue enredada y no termina de aclarar esta cuestión) Vargas no oculta que por su condición de andaluz prefiere el IV, aunque mientras juegue le da igual el que sea. Y le sucede algo parecido con el escenarios de los partidos como local. Su campo es el del Príncipe Felipe --"los aficionados lo siente como suyo"--, pero jugará donde la directiva diga que deben hacerlo. "Es una decisión que corresponde a ellos; los demás solo tenemos que respetarla".

El trabajo duro no ha terminado para Vargas. Ni para ninguno de sus compañeros. El plan de trabajo de Marcos y Bidaurrázaga es muy exigente y durante toda la semana han realizado dobles sesiones. Es el momento de coger el tono físico adecuado, ese que debe impedir pájaras en la recta final del campeonato.