"He estado a punto de llorar. Me he emocionado mucho". Alvaro Pacheco, la revelación del fútbol sala regional de la temporada con su consolidación como jugador fijo en la rotación de la AD Extremadura, se confesaba ayer, justamente antes de marchar al instituto Alqazeres, su obligada constumbre diaria, muy feliz.

Pacheco hacía esta sentida confesión a su padre, Francisco José Pacheco, periodista deportivo de Canal Extremadura Radio, el día después de marcar el primer gol en la épica victoria cacereña ante el Gáldar, tercer clasificado. En el club nadie recuerda que un jugador del club tenga sus registros, excepción hecha del malpartideño César Montero, un caso similar. Debutó ante el Barcelona, en septiembre, con solamente 16 años y 28 días de vida. El juvenil está especialmente satisfecho por la oportunidad recibida de su entrenador, Nano Maroño, que está aprovechando.

Alvaro, que en los últimos dos años ha jugado en fútbol en el Ciudad de Cáceres y el Flecha Negra, sabe que tiene que ir despacio en el fútbol sala. Pero hasta el seleccionador nacional, José Venancio, ya ha preguntado por él. Por algo será. Pero no hay prisa. Ni presión. Alvaro se volverá a reunir hoy con sus compañeros de clase. Como si tal cosa.