El Extremadura se marchó de Pamplona con amigos, pero nuevamente sin puntos. Soñalaba la afición azulgrana con dar el campanazo en El Sadar y muchos lo pensaron por momentos, pero otra vez la derrota por la mínima le dejó con la miel en los labios. Está acostumbrada la parroquia azulgrana a estas bofetadas, aunque siempre cordial y deportiva, aprovecha cada desplazamiento para dejar amigos en todas partes. Una vez más, los seguidores azulgranas fueron reconocidos por su gran comportamiento. Así lo hizo el propio Osasuna nada más acabar el partido por la megafonía del estadio, motivo que llevó a un sonoro aplauso del respetable a los casi 200 aficionados que habían llegado desde Almendralejo y otros puntos de España.

Lo cierto es que los aficionados extremeños disfrutaron de una agradable jornada de convivencia con la hinchada rojilla, uniéndose en varios puntos de la ciudad y recibiendo el mismo cariño que les brindó en Almendralejo durante la primera vuelta.

Manuel, triste

Más decepcionado acabó el técnico del Extremadura, Manuel Mosquera, más con el resultado que con el juego de su equipo. El gallego consideró que el Extremadura había merecido mejor premio «y pienso que debíamos haber puntuado aquí, ya que hemos sabido gestionar muy bien el partido». Pero la falta de pegada ha vuelto a condenar a un Extremadura que sigue echando mucho de menos los goles de Enric Gallego.

Sobre si le preocupa a Manuel la falta de generación de oportunidades, el míster azulgrana ha dicho que no «porque habíamos trabajado para este partido darle una pausa más al balón y es cierto que hemos podido tener algunas mejores opciones de pase».

El preparador azulgrana quiso poner ya su cabeza en el partido del próximo sábado en Almería. ¿Es el más importante? «Claro que lo es porque es el único en el que podemos sumar los tres puntos».

Lo cierto es que el Extremadura no quiere rendirse en esta Segunda División. Sigue en descenso, y ya van 14 jornadas, pero a falta de puntos, los azulgranas también hacen amigos. Que también cuenta.