Hoy [por ayer] es el día del padre. Es mi segunda vez. Ser padre es el mejor regalo que alguien te puede hacer, algo maravilloso y casi indescriptible. Por mucho que te lo cuenten, hasta que no lo vives no lo sientes.

«Creo que estoy empezando a tener contracciones». Con este mensaje y la piel de gallina me desperté el domingo 14 de octubre del 2018, en Castellón. Teníamos partido y obviamente no quería decírselo a nadie para que no interfiriera en los compañeros. Fue un partido especial (me encanta jugar en Castellón, tengo muy buenos amigos allí y me trae grandes recuerdos). Allí estaba Pedro Núñez con Ana, su mujer, esperándome para volver directos a Cáceres en su coche e intentar llegar a tiempo antes de que la pequeña terremoto asomara la cabeza. Así fue y en tiempo récord (prefiero omitir la duración del viaje) ya estaba en Cáceres con Cristina.

Habíamos hecho caso a la matrona y unos días antes preparamos la bolsa, así que duchita y para el hospital. Celia se hizo un poco de rogar y desde la noche del domingo 14 estuvimos esperándola hasta la noche del lunes al martes. La princesita nació el 16 de octubre a las 00:20… ¡menudo día pasamos en el hospital!

‘Paaaapa’, te quiero mucho. Gracias por haber sido el mejor padre del mundo. Ahora me toca a mí transmitírselo a Celia. Se que mamá y tú lo intentásteis hacer (y lo seguís haciendo) lo mejor posible. Ahora que soy padre me doy cuenta de lo difícil, a la vez que gratificante, que es, de las preocupaciones que te rondan la cabeza… Pero si algo tengo claro, es que si lo haces desde el cariño y el amor, hay más probabilidades de que todo salga bien y que te salgan «buenos chicos», como dice mi padre. Para él esa es su mayor preocupación, que fuéramos «buenos chicos»… ¿Lo habrá conseguido?

Hay días buenos, malos y días en los que tienes que dejar que tu hija te tire del pelo, te peine, escale sobre ti como si fueras el Everest… días que estás reventado durmiendo y te empieza a gritar al oído «¡Papáááá!» mientras te pega cachetadas… Aún así, me siento afortunado. Llegar a casa y que tu hija te reciba con una sonrisa y los brazos abiertos hace que cualquier día merezca la pena.

No sé si habrá otra ocasión para pasar todo el día del padre con Celia como hoy, por eso #YoMeQuedoEnCasa.