Paquillo Fernández, que en los últimos cinco años ha dado invariablemente a España, casi siempre de plata, en todas las grandes competiciones de 20 kilómetros marcha, puso en riesgo la de bronce que tenía segura en su afán por arrebatar el segundo puesto al tunecino Hatem Ghoula. El granadino, enrabietado al comprobar que no sólo el oro, sino también la plata se le escapaba esta vez, después de haber sido segundos en los dos Mundiales anteriores y en los Juegos Olímpicos de Atenas, ejecutó una arriesgada maniobra en la recta de meta para adelantar al tunecino.

Y, en efecto, lo consiguió entre el murmullo de sorpresa del público, pero su esprint no pasó inadvertido a los jueces, que le descalificaron minutos después de haber cruzado la meta, cuando atendía a los medios de comunicación en la zona mixta. Al conocer su descalificación, Paquillo se declaró "seguro al cien por cien de haberlo hecho bien" y el Jurado de Apelación le dio la razón, aunque no pudo ahorrarle tres horas de amargura hasta conocer la feliz resolución del caso.

Desde los Europeos de Múnich 2002 en que consiguió su hasta ahora única medalla de oro en grandes campeonatos, Paquillo no se había bajado del podio. Hoy se tiró cuando estaba arriba. El ecuatoriano Jefferson Pérez completó en Osaka un triplete sin precedentes al conquistar el título por tercera vez consecutiva. Invirtió un tiempo de 1h22:20 en recorrer los 20 kilómetros en condiciones climatológicas extremas: 31 grados de temperatura y 70 por ciento de humedad ambiental. El ecuatoriano dio la cara desde el comienzo, lo mismo que el italiano Ivano Brugnetti, campeón olímpico, que fue escapado del cuarto al decimotercer kilómetro.

En el duodécimo Jefferson atacó junto al ruso Valery Borchin (que pagó su osadía desplomándose poco después) y en apenas un kilómetro alcanzó a Brugnetti, quien poco después fue descalificado. Paquillo respondió a ritmo, junto a Ghoula, y a cinco mil metros de la llegada estaba en el trío de cabeza. Paquillo dio muestras de flaqueza a partir del kilómetro 17, cuando Jefferson, con el semblante firme de las grandes ocasiones, se fue con decisión en busca de su tercera corona. Las posiciones parecían definidas pero la medalla de plata bailó en las manos de Ghoula. Paquillo, en un arrebato de furia, adelantó el último suspiro a Ghoula en una maniobra que por su vistosidad no escapó a la vigilancia de los jueces.

La descalificación de Paquillo alzó al mexicano Eder Sánchez hasta el tercer cajón del podio pero el Jurado le devolvió al cuarto puesto. Juan Manuel Molina obtuvo el decimosexto puesto y Benjamín Sánchez el vigésimo tercero.