El medallista de bronce en Berlín de los 50 kilómetros marcha no tiene un carácter fácil. Quizá por eso es un campeón. Por su irreductible espíritu de lucha, por su forma personal de hacer las cosas. Y por la ilusión que ha mantenido, de momento, durante 18 años de carrera deportiva, a los que a lo mejor pondrá fin en los Europeos de Barcelona del verano del 2010 (26 de julio al 1 de agosto). "Barcelona puede ser mi parada final. Después quizá enfocaré las cosas de otra manera, quizá me dedique a otros proyectos más importantes en la vida", asegura Chuso García Bragado, que por entonces ya estará a punto de cumplir 41 años. Será el momento, posiblemente, de intentar volver a la política municipal con el PP, tras su fugaz paso por una concejalía en Lleida, donde el marchador ha vivido hasta hace poco.

La separación de su mujer, la excampeona de gimnasia rítmica Carmen Acedo, ha sido solo una de las dificultades que Bragado ha tenido que superar en los últimos tiempos. Suerte que ayer recibió el abrazo de sus dos hijas tras la carrera. La pequeña Amelia, de siete años, tenía miedo a volar y no quería viajar. "Yo no quiero ir a Merlín", decía.

Bragado también ha superado dos intervenciones en la cadera, justo después de los Europeos de Gotemburgo, en el 2006, y de ser el mejor atleta español (cuarto) en los Juegos de Pekín, en el 2008. El doctor Manel Ribas, de la Dexeus --"Ha hecho un trabajo de artesanía", le reconoció-- le limpió la cabeza de los fémures para paliar su dolencia, de carácter artrósica. Semanas después, en los dos casos, ya ganaba carreras, con su habitual ritmo regular, sin pasar nunca (como ayer) de 166 pulsaciones y controlando el sistema lipídico, el que marca la quema de grasas y el umbral de resistencia en una prueba tan anaeróbica como los 50 kilómetros marcha. Cabeza fría y control físico, esas son las dos premisas de Bragado, que no decae con el paso de los años.

"¿Mi motivación? Disfruto haciendo esto, esa es la ilusión que me mantiene. Un amigo me dice que estoy hecho de un acero especial de los que ya no hay en las minas", asegura. Una motivación que no ve en muchos de los jóvenes con que se cruza. "A los jóvenes de 18 o 20 años les falta un poco de espíritu. Yo vengo de otra generación, habrá que ver si en estos tiempos de crisis cambian los valores y se vuelven a recuperar las ganas".

Un futuro político

Las ganas de Bragado siguen intactas, sobre todo tras la inyección de adrenalina de ayer. El marchador planea cambiar momentáneamente de modalidad para correr el maratón de Nueva York, el próximo 1 de noviembre, como celebración de sus 40 años. El atleta quiere correr tranquilo, en unas tres horas, pero nada de marchar. "Si la organización quiere que marche, que pase por caja", bromeó.

Y después, a preparar la cita de Barcelona, donde Bragado espera aprovecharse de las condiciones locales. "Ahí tendré a los rivales en mi terreno, y el calor y la humedad se lo van a poner difícil", aseguró ayer, sin querer mirar más adelante, ni a sus hipotéticos décimos Mundiales en Dae-gu (Corea del Sur) en el 2011, ni a la olimpiada de Londres. "Ahora no sé qué haré. Me cuesta moverme por debajo de las 3.40 horas y, por otra parte, me apetece usar los codos, como en una carrera de 1.500 meros, para entrar en política".