Los futbolistas no son superhéroes. Como el resto, tienen sus metas, sus sueños, sus problemas y sus miedos. En tiempos como los actuales, éstos últimos son más fuertes. Por ello, la vuelta del fútbol no sólo pende de la apertura de puertas a este confinamiento global que vive el mundo, sino especialmente a la seguridad que pueda haber en cualquier recinto deportivo cuando todo parezca normal. Y ahí, los futbolistas, y cualquier deportista, tendrán la última palabra.

Una historia que refleja el miedo del humano la cuenta José Antonio Pardo, defensa del Extremadura. El valenciano es más conocido por su silencio que por sus declaraciones, pero cuando se le preguntó en la radio del club sobre el futuro, aprovechó la oportunidad para romper su silencio y expresar lo que muchos piensan: «Sinceramente, el miedo más grande que tengo es que se ponga el beneficio del dinero o de cualquier competición por encima de la salud. Me da muchísimo miedo volver a jugar ahora porque tengo a mi mujer embarazada y es grupo de riesgo».

Pardo es honesto y va más allá. «No quiero volver en unas condiciones en las que pueda haber un mínimo riesgo. Yo llevo 15 días sin constiparme. Por mi condición genética y por cómo me cuida, creo que si yo me contagio ni me entero. Pero por ella, estoy cagado. Cagado», repite.

El jugador vive con incertidumbre este parón y, sobre todo, las noticias sobre una vuelta prematura a la competición. «Todos debemos de tener claro las condiciones en las que estamos. Si los profesionales sanitarios, con los medios que tienen y dando su vida, están siguiendo un protocolo estricto y se contagian, cómo vamos a plantear nuestra vuelta», reflexiona. Pardo sí tiene claro que las organizaciones y federaciones han de estudiar escenarios, «pero a día de hoy, en el plazo de unos meses, España no está preparada para competir sin peligro, tanto para nosotros como para nuestras familias».

El emperador azulgrana pasa estos días en su domicilio junto a su pareja, con la que espera un niño en apenas tres meses. Amante de los perros, reconoce que «sacarle a hacer sus necesidades me sirve para despejarme un poco y ver la luz del día, pero lo llevamos bien en casa».

Pardo reconoce que está haciendo cosas que antes no imaginaba por casa y ha sacado su faceta culinaria más depurada. “Me gusta la cocina y ahora tengo más tiempo para platos elaborados. También trato de contentar a mi mujer, así que lo que me pide trato de cumplirlo”. Leer, dibujar, ver series o jugar a las cartas con su chica son otras aficiones de un jugador que, pese a su apariencia de fortachón, ha confesado con sinceridad los miedos que cualquier ser humano pueda tener hoy día a los efectos del coronavirus.