REAL MADRID: Diego López; Míchel Salgado (Cicinho, m.48), Mejía, Sergio Ramos, Raúl Bravo; Gravesen (Helguera, m.73), Guti (Zidane, m.69); Beckham, Baptista, Robinho; y Soldado.

ATHLETIC: Lafuente; Expósito, Endika (Murillo, m.46), Gurpegui, Amorebieta; Orbaiz, Lacruz; Iraola, Tiko (Llorente, m.58), Dañobeitia; y Aduriz (Casas, m.72).

GOLES: 1-0, m.29: Robinho. 2-0, m.65: Sergio Ramos. 3-0, m.87: Soldado. 4-0, m.90: Robinho.

ARBITRO: Fernández Borbalán. Amarillas a Gravesen y Cicinho por el Real Madrid; y a Dañobeitia, Aduriz y Lacruz por el Athletic.

El Real Madrid alcanzó los cuartos de final de la Copa del Rey, competición a la que esta temporada concede máxima importancia, con un nuevo triunfo ante el Athletic Club de Bilbao (2-0) en el día en el que el brasileño Robinho se quitó de encima la presión del Bernabéu.

Se presentaba el partido como uno de esos días idóneos para aumentar la autoestima de jugadores como Robinho o Baptista en el Bernabéu. El Athletic Club aterrizaba en Madrid con desventaja en la eliminatoria y con un equipo remozado sin la presencia de sus principales valores, Yeste, Urzaiz, Luis Prieto o Julen Guerrero desde el regreso de Javier Clemente.

El Real Madrid quería certificar su buen inicio de año en el Bernabéu donde el miedo escénico había adquirido un cariz opuesto en los últimos partidos.

Nació el partido con un ritmo lento, cansino, con dos equipos con miedos. No saltaba al césped el Real Madrid decidido a resolver y el rejuvenecido Athletic Club apostaba por morder en el centro, en la construcción madridista, y buscar la velocidad de Aduriz para crear peligro.

Antes de su estelar aparición, el público madridista se contentaba con el orden esquemático de su equipo o con los buenos centros de Beckham desde la derecha, pero era Guti quien servía en bandeja el gol de la resurrección de Robinho.

Se mascaba el gol que cerraría la eliminatoria. El Athletic había perdido la posesión de balón, no había hecho intervenir a Diego López y moría sin apuntar síntomas de reacción antes del descanso ni en el segundo periodo. Sergio Ramos aumentaba sus números como goleador marcando el segundo tras falta botada por Beckham, Soldado se gustaba con un bello tanto de cabeza que premiaba su gran trabajo y Robinho ponía la guinda.