Los Celtics de Boston exprimieron al máximo su ventaja de campo en la Final de la NBA y colocaron el 2-0 en la serie al mejor de siete partidos al vencer hoy por 108-102 a los Lakers de Los Ángeles, con una sensacional actuación de Paul Pierce, autor de 28 puntos y ocho asistencias. Aunque los locales dominaron durante gran parte del encuentro, a punto estuvieron de dilapidar una renta de 24 puntos en el último periodo (95-71). Garnett añadió 17 puntos y 14 rebotes, mientras que Kobe Bryant sumó 30 puntos y ocho asistencias. Pau Gasol firmó 17 tantos -13 de ellos en la primera mitad- y 10 rebotes.

Existían ciertas dudas sobre el estado físico de Pierce debido al esguince en la rodilla derecha que sufrió en el primer encuentro, pero el capitán local se encargó de despejarlas con un inicio arrollador y colocando, en dos minutos, sendas faltas personales a Vladimir Radmanovic. Igual de dominante arrancó Gasol, perfecto en el tiro durante el primer cuarto, guiando a los californianos durante los compases iniciales (8-15), aunque un triple de Ray Allen devolvió las tablas al marcador (17-17).

Bryant, además de volver a protagonizar un arranque dubitativo (1/4 en tiros de campo), tuvo que sobreponerse a los problemas de personales (dos en diez minutos) y a la exigente defensa de Allen, de nuevo pletórica. Sin su líder en cancha, los angelinos bajaron en intensidad y la segunda unidad del conjunto de Phil Jackson permitió a los Celtics sumar un parcial de 10-0, con un Pierce muy entonado, para darle la vuelta al partido (30-22). Para entonces, los Lakers ya habían sufrido nueve pérdidas de balón, más que en el primer duelo, y el ala-pívot Leon Powe, con ocho puntos en siete minutos, se revelaba como el factor sorpresa en la pintura para los de Massachusetts (36-26).

Los angelinos, espesos en ataque, no encontraban el ritmo y les costaba horrores imprimir velocidad a su juego. Aunque lograron acercarse a cuatro puntos (41-37, tras dos más uno de Gasol), Pierce y Allen anotaron dos triples consecutivos para volver a situar la renta en diez puntos. El base Rajon Rondo, desde la personal, hurgó en la herida hasta dejar la diferencia en doce tantos al descanso (54-42). Los Celtics habían lanzado hasta entonces 19 tiros libres. Los Lakers, dos. La apisonadora de Boston, cuya circulación de balón resultó de libro (31 asistencias en total, Rondo dio 16), no se detuvo en el arranque de la segunda mitad y el déficit siguió en aumento (58-42), provocando el desquicio de Bryant, que recibió una técnica por protestar.

Entonces el capitán californiano se puso el mono de trabajo en el tercer periodo para devolver cierta tensión al duelo, escoltado por Gasol, el encargado de dejar atrás la barrera psicológica de los diez puntos (68-59). Tan sólo un espejismo, porque entre los errores de Radmanovic y el estado de gracia en el que se encontraba Pierce, los Celtics volvieron a poner tierra de por medio con un parcial de 15-2 para situarse con veintidós de diferencia (83-61). El baño era antológico y a falta de un cuarto, la victoria de los Celtics se intuía inapelable. Powe, enérgico e intenso, continuó su gran actuación con más minutos de calidad en el último periodo, todo un suplicio para los Lakers, impotentes ante el vendaval local.

Restaban 7:40 para el final del partido y los Lakers caían de 24 (95-71). Pero cuando todos daban por sentenciados a los californianos, una increíble reacción, liderada por Bryant, hizo soñar a los Lakers, que redujeron a dos la diferencia (104-102) a falta de 38 segundos. Sin embargo, a Pierce no le tembló el pulso desde la personal y cortó de raíz las ilusiones angelinas. La serie se desplaza ahora a Los Ángeles, donde el próximo martes se disputará el tercer partido. Una de las más grandes remontadas en la historia de los "play-offs" se quedó, finalmente, sin premio.