El pacense Juancho Pérez continúa incombustible formando parte de la selección española de balonmano, que a partir de mañana disputa el Campeonato Mundial de balonmano en Túnez. El tradicional perfil que otorga a España un lugar relevante para poder ganar cualquier competición de este deporte se ha difuminado en pocos meses, tras los Juegos de Atenas. Ahora habrá que empezar casi de cero en un torneo que por segunda vez se desarrolla en Africa y que reúne a 24 conjuntos.

Para que el conjunto despegue será importante el pivote extremeño, que no se ha perdido ninguna de las convocatorias en la última década. En su currículum se encuentran dos medallas de bronce en Juegos Olímpicos (Atlanta-96 y Sydney-2000). La escasez de valores en esa posición hacen que ninguno de los técnicos que ha pasado por el banquillo haya podido prescindir de su enorme fortaleza defensiva. Pérez es aún relativamente joven (30 años), aunque no podrá contar con un compañero extremeño esta vez. La progresión del emeritense Carlos Prieto, reciente premio Extremadura del Deporte, se ha frenado al no disponer de minutos en el Balonmano Ciudad Real.

Mejor pasado

España es un equipo razonablemente sólido desde la plata del Europeo-96 y los cuartos lugares en el Mundial de Egipto-99 y en el último de 2003 en Portugal, pero acude a Túnez acuciado por un cúmulo no previsible de incógnitas.

La tardanza lógica de un equipo para configurar una identidad propia se ha transformado para España en una urgencia con vistas a Túnez. Entre otras cuestiones porque Juan Carlos Pastor, entrenador del Valladolid, fue nombrado seleccionador a finales de noviembre, con prisas y de forma interina, sólo hasta el final de este Mundial.

Pastor está moldeando a 16 jugadores de enorme talento en busca de un equipo con personalidad propia que, además, está tocado seriamente en la dirección de juego por las retiradas de Enric Masip y Talant Dujshebaev. Para ello, el técnico cuenta con una lista que presenta desde veteranos curtidos, como Garralda, Barrufet o el propio Juancho, hasta un puñado de nuevos o anónimos rostros (Rocas, Garabaya, Davis, Chema Rodríguez o Raúl Entrerríos). Sin embargo, el peso real del equipo recaerá en los hombros de Iker Romero, Alberto Entrerríos y Demetrio Lozano, obligados a ofrecer todo su talento en Túnez.

España aún no conoce la medida real de sus posibilidades, pese a sus cinco partidos amistosos en los que no perdió ni con Rusia ni con Francia.

Para tranquilidad de Pastor, el grupo C con sede en la ciudad de Sfax en el que fue incluido la selección nacional ofrece enormes facilidades de clasificación para la segunda fase, pues al margen de Croacia y Suecia, tanto Japón, Australia como Argentina aparecen como candidatas a hacer las maletas tras la primera semana.

No es previsible un desenlace distinto al de otros Mundiales, en donde selecciones como las citadas Croacia y Suecia, y otras como Francia, Alemania, Rusia, Dinamarca, la propia España o Serbia y Montenegro se verán las caras en el embudo hacia las semifinales.