Por mucho que se sienta como en casa, Pep Guardiola no se quita de encima la idea de que anda por el Barça de paso. Desde el primer día piensa así, consciente del desgaste psicológico que comporta el cargo. Después de algo más de dos temporadas y media en el banquillo del Camp Nou, y con una y media por delante, ve cerca el final. "Mi tiempo en el Barça se está acabando", dijo en una entrevista a la Rai de Italia, reforzando la sensación de provisionalidad que tiene. Por muy bien que le vayan las cosas, con ocho títulos ganados y tres a tiro en la carrerón final que se inicia hoy con la visita al Villarreal (22.00).

El regreso a la Liga cerrará una semana de distracciones, que empezaron con el miedo a lesiones en los partidos de selecciones y continuó con el polémico pronóstico de Sandro Rosell el jueves sobre un 5-0 al Madrid, "para no perder la costumbre" en la final de Copa. Guardiola le afeó ayer ese comentario porque rompía, con estrépito, la línea de mesura y cautela que él había impuesto en su llegada al cargo.

IMAGENES NO AUTORIZADAS Pero unas imágenes le dejaron a él en mal lugar. El programa Sport Sera de la cadena italiana Rai Due, difundió unas declaraciones de Guardiola que no debían ver la luz. El entrenador había aceptado esa intervención porque el contenido de la charla era para un vídeo conmemorativo del centenario del Brescia, su exequipo.

Al final de la charla, el periodista le preguntó por el Barça. "Mi tiempo en el Barcelona se está acabando", confiesa Guardiola, incidiendo en su teoría de involucrarse en aventuras de corta duración. Aunque lleva dos años y medio y renovó en febrero hasta junio del 2012. Aquel día ya expuso que se veía "más cerca del final que del principio" y aseguró que, si por él fuera, renovaría cada seis meses. "Los jugadores se cansan del entrenador, el entrenador de los jugadores, la prensa del entrenador, el entrenador de los periodistas...", argumenta Guardiola al periodista que le garantizó que esas declaraciones no serían públicas.

Sí fue público, y evidente, el malestar del técnico con el ya célebre pronóstico de Rosell para la final de Copa. Guardiola midió mucho sus palabras para no dejar mal al presidente, pero quiso subrayar que el vestuario ha seguido una línea de conducta muy distinta.

Guardiola afirmó que Rosell "se podía haber evitado" el pronóstico del 5-0 sobre el Madrid porque las alusiones al máximo rival son "material sensible", presto a ser analizado.