José Manuel Sánchez. Seguramente el nombre no le diga nada al aficionado medio al baloncesto en Cáceres, pero él es la persona que a partir del viernes dirige al histórico club, en horas bajas o al menos dudosas desde la venta de la plaza en la Liga LEB. Sánchez, de 46 años y aparejador de profesión, es más conocido como Pepe el hincha . Muchos le recordarán por sus constantes aspavientos y su constante apoyo al equipo en el multiusos cacereño. A decir verdad, dentro de la degradante metamorfosis de la afición local, era de los pocos que animaban en los últiemos tiempos.

Lejos de esa imagen apasionada --publicada por este diario en más de una ocasión--, en el trato directo parece un personaje pausado y reflexivo, consciente de que se avecinan tiempos difíciles. "Felipe Fernández dejó la presidencia, nadie estaba dispuesto y me lo propusieron, así que acepté, porque tengo una gran afición por el baloncesto", cuenta sobre su sorprendente ascenso a un sillón que físicamente ya no existe.

Esperanza

Sánchez es, como la mayoría de las personas con las que comparte el poder en el Cáceres, padre de un jugador de las categorías inferiores, el cadete Jorge. "Lo importante ahora es que siga la cantera, tener el club saneado y los chicos puedan jugar", cuenta, sosteniendo que "del dinero de la venta quedó poco". Dice contar ya con la ayuda de "pequeñas empresas" de Cáceres, "ya que las grandes parece que se han olvidado del baloncesto".

A los aficionados les pide "ilusión" y aventura que se intentará estar "lo más alto posible" en el futuro. "Me gustaría transmitir la intensidad que yo tenía en la grada", concluye.