La alarma del cronómetro de Esquinas Torres había comenzado a sonar antes de que Pepe Tirado acomodará la pelota sobre la hierba del Carlos Belmonte. Anunciaba que el tiempo de prolongación estaba consumido y, en definitiva, que el CF Extremadura iba a ascender a Primera División. La falta, a escasos metros de la frontal, era el último balón de un partido agónico, sin goles, de milagro. Almendralejo era un volcán de nervios. Entonces, Pepe preguntó al árbitro cuál era el significado de esa alarma. Y Esquinas se lo confesó. La liberación fue tal que Tirado reventó la bola y su destino ya lo conocemos todos. Su gol le convirtió en el héroe de Albacete, aunque héroes lo fueron todos. Un 2 de junio de 1996, hace hoy 20 años, el modesto CF Extremadura subió al cielo de la Primera División.

--¿De verdad iba a disparar aquella falta fuera?

--Claro. Mi idea era tirarla cuánto más lejos mejor para perder más tiempo. Pero cuando Esquinas me dijo que en el momento que golpeara iba a pitar, me lo pensé y dije a puerta la tiro. Pero no sabía que iría a la escuadra. Fue un momento único.

--Fue una hazaña casi impensable hoy en día

--Fuimos los primeros de aquella época con la localidad más pequeña de España en subir. Luego llegaron Soria o Villarreal. Fue grandioso. Durante la temporada no lo habíamos imaginado, pero siempre estuvimos ahí.

--¿Es consciente de que ese gol es uno de los puntos más brillantes del deporte extremeño y de la historia de Almendralejo?

--Sí, claro que lo soy. Pero siempre he dicho que el gol de Manuel en el partido de ida fue más importante que el mío. Si yo no marco, hubiéramos ascendido igual. No obstante, el hecho de que fuera en el último segundo y que cerrara la eliminatoria, lo hace más épico. Está claro que se quedó en la retina de todos.

--Almendralejo le conquistó y, 20 años después, aquí sigue...

--Tengo que agradecerle muchas cosas a esta ciudad. Aquella hazaña tuvo mucha repercusión y cuando acabé mi carrera tuve claro que podía ser un buen lugar para labrar mi futuro. No me equivoqué. El pueblo me ha ayudado mucho y creo que es como una recompensa.

--El sábado se volverán a encontrar los héroes del ascenso. ¿Cómo lo define?

--Será algo grandioso. Sentarte al lado de los compañeros, en el mismo escenario y en el entorno donde logramos esa hazaña. Sin duda será muy especial.

--Algo así, ¿podría repetirse?

--Todo es alcanzable. Nosotros lo hicimos con un grupo humano de amigos enorme. Está claro que éramos buenos futbolistas, sino es imposible, pero ganamos más por nuestra piña que por otros factores. Ahora es verdad que el fútbol está más profesionalizado, pero claro que puede repetirse.

--¿Qué deja 20 años después aquella hazaña?

--Creo que deja un legado futbolístico brutal. Con aquella gesta, hicimos que Almendralejo fuera un lugar futbolero para siempre. Esta localidad tiene gente abierta, afable y convence a quien viene. El domingo pasado volvimos a ver que su afición quiere fútbol, y cuánto más arriba mejor.