Unos pueden competir y otros no. El mundo de los líos queda perfectamente reflejado en el ciclismo actual. Situaciones extrañas se dan todos los días. Y ocurre dentro y fuera de una Vuelta que se toma un respiro mientras busca Andalucía por los llanos levantinos y murcianos. Alessandro Petacchi por fin levantó ayer los brazos con un esprint triunfal, entre el dilema de Italia. ¿Es culpable? ¿Es sospechoso? ¿Es positivo? ¿Es inocente? "Lo que quiero es que mañana --hoy para el lector--, cuando se hable de mi victoria, no se recuerde mi salbutamol". Difícil y tal vez injusto en los tiempos que corren.

El salbutamol es el fármaco que contiene el Ventolín, un broncodilatador que sirve para combatir el asma. No hay deporte en el mundo con mayor número de asmáticos que el ciclismo. No es extraño. Siempre puede haber algún aprovechado, pero con el desgaste de subir un puerto a más de 20 por hora y con el corazón por encima de las 160 pulsaciones más de uno se ahoga. Sucede cuando aparece el asma inducido por el esfuerzo. Petacchi sobrepasó los límites en la tolerancia del salbutamol en un control del Giro. La federación lo perdonó. Se habló de positivo. El Comité Olímpico de Italia (CONI), en cambio, no le cree y pide un castigo ejemplar para uno de los mejores velocistas de los últimos años y que ayer en Algemesí, en una meta rodeada de naranjos, obtuvo su 140 victoria profesional.

La UCI sigue insistiendo en que Alejandro Valverde no irá al Mundial porque lo ha incluido, a diferencia de la Guardia Civil, en la operación Puerto. La federación española ya le ha convocado de forma oficial. "Si es necesario acudiremos al TAS en defensa de Valverde. Hay cinco ciclistas fijos en la lista de Stuttgart y Valverde es uno de ellos", reconoció Fulgencio Sánchez, presidente de la española, que ha enviado la convocatoria de preseleccionados con Valverde en primera posición.