Peleó contra un maldito cáncer hasta el final. Ella dijo que jamás se rendiría. En los últimos tiempos, sus fuerzas, incluso las de flaqueza, le habían minado extraordinariamente. Petri Serrano Mayoral (Valencia de Alcántara, 16-3-1960), persona de inebrantable fuerza, la inspiración y guía de la directiva de mujeres del Arroyo que hiciera historia en el fútbol español hace un par de temporadas, ya no pudo más. Falleció ayer esta mujer extraordinaria en su pueblo de adopción, en cuyo tanatorio se despedirá hoy de todos a partir de las 11.00 horas.

Petri inspiró las camisetas rosas de los futbolistas, quienes le dedicaron victorias y constantes recuerdos. A quienes se ganó, como a todo el mundo. En su peluquería. En el palco. En la calle. En los viajes que, a duras penas, podía hacer junto a Teodora Ramos, la presidenta, su amiga, que subrayaba que el Arroyo era la mejor terapia. Siempre sonriente, se resistió a marcharse, pero al final claudicó como lo hacen los grandes: con entereza, con clase.

Con una eterna sonrisa

"Esto me ayuda a venir al campo, a participar en las reuniones, a ser útil. Este club me da mucho y todo el problema que tengo se me olvida un poquito. Si no, estaría en el sofá sin apenas moverme; sin embargo, me preocupo por arreglarme y pintarme para venir, por ejemplo", declaraba Petri en un reportaje publicado en este diario el 6 de octubre del 2014. Con su pañuelo, con sus hijos, Juan Carlos, Rebeca y Cristina; con su marido, Matías, con todos. Estaba enferma, muy enferma, pero nunca perdía la sonrisa. Hablar con ella, de hecho, era un estupendo ejercicio de vida.

"Aquí me encuentro muy bien. Todos me apoyan. En los ciclos de quimioterapia los mismos jugadores me mandan whatsapps para animarme", coba con clase. Muchos futbolistas la querían. Todo el mundo la quería. De hecho, las redes sociales se inundaron ayer de lágrimas y reconocimientos, entre ellos de innumerables clubs de la región.