El discurso oficial en el Alter Enersun Al-Qázeres Extremadura es que se va a seguir luchando mientras haya posibilidades matemáticas de salvación, pero a nivel interno se empieza a asumir el descenso, que podría producirse la próxima jornada, el día 13. El parón por la Copa de la Reina solamente hace alargar la agonía de un equipo que busca porqués a su hundimiento durante la segunda vuelta, en la que solo ha ganado dos partidos cuando en la primera totalizó cuatro, estando fuera de peligro.

Casi todas las lecturas apuntan a lo sucedido en el periodo navideño, cuando Merve Aydin y Mariella Fasoula optaron por abandonar el barco. Sin embargo, otras miradas apuntan al bajón en el rendimiento de Alexis Jones, incorporada a mediados de diciembre en sustitución de Becca Hittner. Las previsiones eran muy felices sobre el regreso de Jones, que había impresionado en su primera etapa en Cáceres, en la temporada 2017-18. Se pensaba que formaría un dúo anotador decisivo con Eleanna Christinaki y que todo era cuestión de crear un ecosistema para que ambas conviviesen y se pudiesen sumar, basado en ellas, los suficientes encuentros para estar tranquilas en la recta final.

Desde luego, no ha sido así. Después de un prometedor inicio, siendo importante en la victoria ante el Quesos El Pastor Zamora, las actuaciones de la escolta norteamericana han ido claramente hacia abajo.

Esto se ha expresado especialmente en los dos partidos de la semana pasada, cuando anotó cuatro puntos frente al Estudiantes y ninguno frente al Girona en un total de 50 minutos en pista.

Si se habla de números, la comparación con lo sucedido hace tres años resulta especialmente llamativa. En aquel entonces se marchó mediada la campaña con una potente oferta procedente de Israel siendo la máxima anotador de la Liga Femenina: 21,6 puntos en 31:46 minutos de media. Ahora, jugando solo un poco menos (29:37), su aportación ha bajado a menos de la mitad (10,1), descendiendo todos sus porcentajes de tiro (de 47,9% a 45,6% en tiros de dos, de 38,7% a 28,8% en triples y de 82,6% a 75% en tiros libres) y también las demás facetas (de 2,5 asistencias a 2,2, de 3,8 rebotes a 2,6, de 1,5 robos a 0,9...). Todo esto hace que su valoración global se desplome dramáticamente: de 17,5 a 4,7.

¿Por qué?

Todo lleva a la cuestión de por qué se está produciendo esto. El club nunca ha informado de que sufra problema físico alguno, aunque en ocasiones la jugadora se ha quejado de que las rodillas, en las que ha tenido serias dificultades en el pasado, se le han inflamado. La duda es saber si ese posible lastre le ha podido también afectar a lo psicológico porque a menudo ha parecido no estar muy metida en los partidos. Frente al Girona el pasado domingo ni siquiera fue titular.

No falta quien da una posible tercera explicación más allá de lo físico y lo anímico: probablemente su nivel real no sea, ni de lejos, el que mostró en el Al-Qázeres en su momento. En los últimos años apenas ha tenido experiencias internacionales y su participación en la WNBA ha resultado muy marginal. La pasada campaña solo disputó seis partidos con las Atlanta Dream (8,8 minutos, 3,3 puntos) y de hecho su vuelta a Cáceres fue facilitada porque bajó mucho su cotización: necesitaba ponerse en un escaparate que, a lo visto de lo sucedido, no la está revalorizando precisamente.