Tiene 24 años y es una de las nadadoras más carismáticas del equipo ruso. Yuliya Efimova se colgó la medalla de plata en la piscina olímpica de Río, en lo que para ella suponía una reivindicación después de que el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) limpiara su nombre y lo quitara de la lista de deportistas tramposos vetados en los Juegos a raíz del escándalo por el dopaje generalizado en Rusía. Pero el público no se lo perdonó, sobre todo la gradería ocupada por aficionados estadounidenses. Efimova salió del agua ante una monumental pitada, algo inaudito en el mundo de la natación. Fue para ella un podio agridulce, entre reacciones contrarias (ningún contrincante se acercó a saludarla tras su actuación en los 100 metros braza) pero con la satisfacción personal de haber logrado una medalla salvando incontables obstáculos.

Efimova estaba en la lista de los malditos, entre otras cosas porque dos positivos contemplan su carrera. El 31 de octubre del 2013 se descubrió en su orina la presencia de un suplemento anabólico prohibido. Ella reconoció que lo tomaba pero que lo hacía sin ánimo de mejorar el rendimiento. Fue también una de las deportistas rusas que dio positivo con el famoso Meldonium, pero como hizo uso del fármaco antes de que el 1 de enero de este año entrara en las listas prohibidas se le perdonó. Y por ello al final el TAS le ha dejado competir en Río.