Con la plantilla prácticamente cerrada, a la espera de concretar la cesión de Rodrigo San Miguel, los problemas placentinos se centran ahora en el orden logístico, ya que el club jerteño deberá colocar un nuevo marcador en su pabellón si no quiere verse obligado a tener que disputar sus partidos como local lejos del Ciudad de Plasencia.

Antonio Martín Oncina y su equipo directivo tienen por delante dos meses hasta el inicio de la competición en la Liga LEB para que el pabellón disponga de un marcador de cuatro caras o bien de otro marcador situado en el lado opuesto al que tiene la instalación placentina. Tras una entrevista con la alcaldesa de Plasencia, Elia María Blanco, el problema adquirió vías de solución, pero al ser un material de importación preocupaba que sería complicado que llegase en agosto, al ser un mes prácticamente inhabil en este tipo de mercado.

Según informó ayer Enrique Tornero, concejal de Deportes, a este diario, el Plasencia "debe estar tranquilo, pues el plazo hasta el primer partido liguero en casa --30 de septiembre (Plasencia-Aguas de Calpe)-- es suficiente. Ha sido más complicado la gestión administrativa, debido al coste del marcador, en torno a 30.000 euros". Por su parte, Antonio Martín Oncina, presidente de la entidad, se muestra un tanto más preocupado, aunque confía plenamente en las gestiones y en la diligencia del consistorio placentino.