Cuando la hípica española consiguió la primera medalla olímpica, en Amsterdam-1928, los tres jinetes fueron recibidos con todos los honores a su regreso por el rey Alfonso XIII. Ayer, 76 años después, buena parte de la familia real, encabezada por la infanta Elena, el duque de Lugo y la infanta Pilar de Borbón, se desplazó al Centro Olímpico Ecuestre Markopoulo para estar al lado del equipo de doma clásica, que se unió a la fiesta conquistando una medalla de plata sin precedentes.

Tanto la medalla de oro de 1928 como la plata posterior de Londres en 1948 fueron logradas en el Gran Premio de las Naciones, la prueba por equipos de salto. José Navarro Morenés, conde de la Casa de Loja, estuvo en los dos equipos. Hay cosas que no han cambiado mucho desde entonces en este deporte, pero otras sí, y a mejor.

La doma clásica, inexistente en alta competición en España hasta 1995, ha llegado a su cima en menos de una década. Sólo Alemania, el verdadero dream team de la especialidad, como lo definió ayer Beatriz Ferrer-Salat, una de las subcampeonas, está por encima ya de España. "Ellos sí que son imbatibles", confirmó la hija del expresidente del Comité Olímpico Español, Carlos Ferrer Salat, fallecido en octubre de 1998.

LA SEGUNDA MEJOR El recuerdo de su padre ("Todos me preguntan por él aquí, es muy recordado en el mundo del olimpismo", comentó orgullosa) supuso otro motivo de emoción para Beatriz, que fue decisiva en el subcampeonato del equipo. La amazona barcelonesa, montando a Beauvalais, fue la última del cuarteto en competir y logró la segunda mejor puntuación (74.667) de todos los participantes, lo que situó a España por debajo de Alemania y por encima de EEUU y Holanda, que tuvo opciones a la medalla de plata hasta el último momento.

Beatriz, además, se clasificó para la semifinal individual, junto con Rafael Soto y su caballo Invasor (7 ) y Juan Antonio Jiménez y su montura, Guizo (10 ). Ignacio Rambla, con Oleaje, completó el equipo que fue capaz de domesticar la medalla de plata y culminar la progresión que comenzó en 1996 (el equipo fue 7 en Atlanta) y el 2000 (5 en Sydney).

GRACIAS AL CABALLO Ayer se debían haber repartido ocho medallas de plata, y no cuatro, por la trascendencia de los caballos en la prueba.

Beatriz Ferrer-Salat no podía parar de elogiar al suyo, Beauvalais, de 17 años y hannoveriano, que ella misma compró hace cinco años. "Es como el Ferrari que lleva Schumacher", elogió la amazona. "Ha salido todo chulillo a la pista y estaba muy tranquilo, algo raro en él, porque es un caballo muy caliente; esto es lo que le hace ser tan brillante". Beatriz le habló antes de la competición --"Le pedí que me ayudara y le dije que lo teníamos que hacer muy bien"-- y le dio las gracias al final: "Ha colaborado mucho, hoy ha sido muy agradable de montar".