Histórica jornada para la natación española en los Mundiales de Roma, sumando dos medallas: por la tarde, el bronce de Rafael Muñoz en los 100 mariposa; luego, la plata en la final de waterpolo masculino, perdida ante Serbia en los penaltis.

Muñoz fue tercero en la final de los 100 metros mariposa en la que Michael Phelps se llevó el oro y batió el récord del mundo con un tiempo de 49 segundos y 82 centésimas.

El cordobés, medalla de bronce en el Mundial de Roma en los 50 metros mariposa, se hizo con otro metal en esta prueba y batió además el récord de España de nuevo con un tiempo de 50 segundos y 41 centésimas.

Muñoz se coló en la carrera del morbo. El serbio Miroslav Cavic salió disparado. Giró primero (22.69), muy por delante de Phelps (23.36), cuarto. Pero Cavic ya se temía lo peor: "Al tocar en el 50 vi que estaba más cerca de lo que planeaba". El 14 veces campeón olímpico asombró entonces con una inusitada velocidad punta que le valió el cuarto oro en estos Mundiales y recuperar el tope universal.

En los Juegos de Pekín, Rafa Muñoz apenas coincidió con Michael Phelps. Mientras el joven cordobés salía de la piscina tras nadar los 100 metros mariposa en 52.53, tiempo que le apeó de los Juegos, el Expreso de Baltimore accedía a la pileta para cumplir con el trámite de la ronda preliminar, en la que solo Cavic le superó. No ha pasado un año y el mariposista español, de 21 años, ya asiste de cerca a la pelea entre los mejores.

"Es un pecado nadar esta prueba por debajo de los 50 segundos porque supone avanzar más de dos metros por segundo. Ellos dos lo han conseguido y yo me he quedado a las puertas", dijo el andaluz, aunque sin lamentarse. Muñoz se sabe cada vez más cerca de sus rivales. "Phelps ya me ve y piensa: Cuidado con el cordobés, que viene", elucubró divertido el tercer clasificado de la carrera más rápida de la historia en este estilo. "Una medalla aquí tiene más valor que un simple récord".

AMARGA PLATA Un extraordinario equipo español, que lo dio todo en Roma y llegó a la final invicto, perdió el que hubiera sido su tercer título de campeón del mundo en los penaltis ante la selección de Serbia tras el 7-7 del tiempo reglamentario.

La zaga balcánica dio un curso de cómo defender en una final de waterpolo, pero España, que había ganado a los serbios en el primer encuentro de la fase preliminar, nunca perdió la cara a la final, remontó las ajustadas ventajas de los serbios, de dos goles, y tuvo la medalla de oro muy cerca, pero falló en los momentos decisivos y en los penaltis. De cualquier manera, la selección que dirige Rafa Aguilar dio un paso más, simbolizado en la medalla de plata.