En el juego de poder de la Liga de Campeones, el ascenso al trono es un hecho excepcional, raramente perpetuado, pero el vetusto monarca, el Madrid, cedió la corona con premura, antes de que se desatara una guerra de sucesión en la que han caído ilustres, favoritos y señalados, desde el Barça hasta el City. Pero entre el desconcierto y la vorágine han emergido dos generales, a cada cual menos convencional, entre los que saldrá el próximo rey de la Europa futbolística.

Pochettino es la bandera del poder de la convicción mental, se ha erigido en la imagen de la ilusión por recuperar el espíritu de lo inesperado en el fútbol. En un época de fanáticos que exigen una significación clara y evidente con una idea de juego, el argentino alardea de la versatilidad táctica de su equipo, triunfador en varios registros, para completar su argumento emocional. Se trata de saber correr, competir y disfrutar. Lo primordial es poder sentir la emoción de hace unas semanas, sentirse libre, jugar como cuando se tienen 7 u 8 años, intentar no pensar, salir al campo y disfrutar, aseguró Pochettino este viernes.

Klopp es todo lo contrario, una figura hegemónica en el fútbol de presión y velocidad que siempre ha practicado. Ante su tercera final de Champions, después de dos derrotas, el fortalecimiento defensivo es su gran innovación y su reto es refrendar con un título el constante ascenso de su carrera, a medio camino, aún sobre el puente, hacia el olimpo de los más grandes. No me veo como un perdedor, creo que he tenido una carrera con bastante suerte. Estamos en el partido más importante del mundo, por eso estoy tan feliz y de buen humor, reivindicó Klopp en la previa.

Final inesperada

El año en que todo parecía encaminado a que el Barça recuperara su puesto prominente en Europa, con Messi a la cabeza, el próximo ganador de la Champions será un equipo inglés, entre el advenedizo Tottenham y el aspirante Liverpool.

El equipo de Klopp, que la temporada pasada cumplió con más o menos dignidad, entre los infortunios, con el papel de aspirante frustrado; llega un año después como el claro favorito, porque el grupo es un año más sólido, está más asentado y confía exponencialmente más en sus posibilidades, tras firmar una puntuación histórica en la Premier League, segundo por detrás del City. Aprendimos de los que sucedió el año pasado, este equipos es mucho más maduro, señaló el técnico alemán. La manera en la que nos ganó el Madrid nos ha ayudado a madurar como equipo y nos ha enseñado el camino para ganar los partidos, asegurando primero tener la portería a cero, refrendó el defensor red Alexander-Arnold.

Pero el Liverpool también es favorito por el rival, un Tottenham que se ha ganado las simpatías de casi todo el mundo del fútbol, esas mismas que acaparaba hace un año Klopp y su radical propuesta, gracias al coraje con el que ha alcanzado unas cotas insospechadas al inicio de la competición. El equipo se ha hecho fuerte superando dificultades que nos han dado fortaleza, hemos podido poder ser más creativos y, en el fútbol, si tienes fe y trabajas duro puedes tener recompensa, aseguró Pochettino.

El líder de la histórica remontada en Ámsterdam, Lucas Moura, estará en el banquillo si todos los lesionados de Pochettino llegan en condiciones de ser titulares, además del mediocentro Winks, la gran estrella hotspur Harry Kane, las únicas dudas del once. Aún no sabemos si Kane jugará, todavía queda un entrenamiento, reiteró Pochettino entre quiebros constantes a las insistentes preguntas sobre el delantero inglés. Kane está preparado, la decisión será del entrenador, desveló el capitán Lloris.