Este finde hemos jugado en casa contra el hasta ahora líder. Digo hasta ahora porque desde que todo esto comenzó (jornada 25) no les he estado siguiendo mucho, y no sé si han pinchado algún partidillo por ahí en el que se hayan relajado. Al acecho de Carramimbre Valladolid estaban Detelco GBC y Leyma Coruña, que tampoco tengo ni idea de qué habrán hecho en estas seis jornadas anteriores, pero estaban en un nivel de forma brutal y esperando cualquier tropiezo de Valladolid para hincarle el diente.

Como hemos jugado en casa no teníamos que viajar y eso significa que no hemos podido jugar a la pocha. El próximo partido también es en casa, contra Palencia. Además, la semana que viene muy especial, ya os iréis enterando del porqué. Solo os puedo adelantar que es el quinto aniversario… tictac tictac… Por lo tanto, pese a todo esto, quiero hablaros de un tema que teníamos pendiente: ¡la pocha!

Es un juego de cartas que yo solo conocía de oídas antes. No me acuerdo si fue en la primera temporada o en la segunda cuando empezamos a jugar, pero desde que se implantó en los viajes, es de obligado cumplimiento. Es un momento en el que, hablando mal y pronto, te descojonas. El juego en sí no es que sea nada del otro mundo. Me atrevería a decir que es una mezcla entre el tute y la brisca, pero con las tonterías y payasadas que soltamos, se convierte en superdivertido.

Se basa en que tienes que ir pidiendo bazas según va habiendo manos y el número de bazas no puede cuadrar con el número de manos. Es decir: que no puede acertar todo el mundo pidiendo cartas. ¿Todo correcto? Pues que empiece el espectáculo.

Los pintes son los palos. Muy sencillo: algunas veces vamos de copas o, como diríamos, «en copas se vio la dolores la flor de Calatayud»… Otro palo es «rudo como el basto». El que más le gusta a Guille son los «oritos titos, titotitotioo» (música de circo), y por último las espadiñas… Cuando vas cargado de algún palo, se suelen soltar comentarios del tipo «puedo hacerme una casa de madera», «me brillan los ojos como al tío Gilito», «me corto las manos» o «voy borracho con tanta copa», aunque cuando quieres dar miedo también puedes soltar… «voy más cargao que un burro en vendimia».

Llega la hora de pedir las bazas y el show sigue en aumento: «Me pido cero poteito (cero patatero)». Niko es mucho de decir «me la juego, estoy muy loco , pidooooo una…». Cuando Ferrán ya ha pedido, el resto le preguntamos «¿seguro?» y dice: «ahh, espera, espera» y pasa de 1 a 5, o al revés, y luego falla, haciendo las que había pedido de primeras… jajaja.

Cuando alguien va último suele decirse que está patrocinando la partida… y si va muy abajo y la diferencia con el primero llegar a ser de un billete, cantamos el «Bulería, bulería» de David Bisbal, pero con nuestro toque personal, «Billetito, billetito».

La última ronda son las indias, y por supuesto cantamos como los indios «ucachaca ucachaca…», silbando, gritando y todo… La gente que no juega está deseando que lleguen nuestros cánticos indios, señal de que la partida está a punto de acabar.

#YoMeQuedoEnCasa sin poder jugar a la pocha porque mínimo tenemos que ser cuatro…