TEtsta Primera División extremeña de baloncesto es una competición tremendamente igualada donde el juego en equipo está siendo decisivo sobre las individualidades. Desde mi punto de vista, traer jugadores extranjeros dificulta ese juego en equipo, aunque es algo que puede enriquecer enormemente la competitividad y beneficiar a ambas partes: los españoles pueden aprender ciertos aspectos del juego de los extranjeros, y viceversa.

Para los americanos, el siempre costoso baloncesto bajo reglas FIBA es un hándicap difícil de solucionar, especialmente con la temporada ya comenzada, como ha sido el caso de los llegados a esta competición.

Es una liga en la que se muestra el talento baloncestístico que hay en Extremadura, aderezado con buenos jugadores llegados de diversos puntos de la geografía española acogidos en nuestra región.

Es una gran oportunidad para promocionar a nuestros jugadores y que puedan competir en el futuro en categorías nacionales, pero no es menos cierto que para ello se necesitan entrenamientos y minutos sobre la pista. Adquirir experiencia, en definitiva.

Pero si además existe la oportunidad de enfrentarse a jugadores venidos de fuera con mejores aptitudes físico-técnicas, es una gran oportunidad para crecer y para superarse como jugador de baloncesto. Extremeños, por supuesto; extranjeros, ¿por qué no?