Ronaldinho no está para jugar 90 minutos. Y Rijkaard lo sabe. El entrenador prefirió colocar a Giovani pese a llegar de EEUU el día antes y no haberse entrenado con el equipo en toda la semana. El joven mexicano, por lo menos, aporta velocidad y sacrificio, virtudes que Ronaldinho no ofrece ya. La estrella hace ya vida de suplente. Lleva tres partidos consecutivos en el banquillo, más que los que sumaba en cuatro años. Y cuando Rijkaard recurrió a él lo colocó en la media punta, lejos de la banda porque ahí ya no desborda. Ha dejado de intentar regates --el sábado no hizo ni uno en 45 minutos-- y ha perdido la alegría.