Carlos Queiroz, segundo entrenador del Manchester United, camina hacia el banquillo del Real Madrid, que busca un sustituto para Vicente del Bosque con el perfil del portugués.

Queiroz se desplazó a Manchester para entrevistarse con Alex Ferguson, director general y entrenador del club inglés. Quiere resolver su contrato con el club de Old Trafford y aceptar una oferta que considera irrechazable. Pero el escocés dejó claro que no quiere que su ayudante abandone el Manchester. "Traer a Queiroz ha sido absolutamente sobresaliente. Se ha convertido en una auténtica revelación y me ha abierto los ojos en algunas cosas gracias a su preparación. Es un gran profesional, determinado, y tiene mucha seguridad en sí mismo", declaró.

SU HISTORIA

Cuenta con un denominador común con Del Bosque: su pasión por sacar futbolistas de la cantera. Son dos enciclopedias del fútbol juvenil.

Es didáctico. Le gusta charlar de fútbol. Habla cuatro idiomas. Y la prensa que acuda a diario a los entrenamientos, tendrá una mina con él, si el entorno es el lógico. Pausado, reflexivo, culto, Queiroz tuvo su primera fase educativa a finales de los 80 e inicios de los 90 cuando armó un equipo sub-20 invencible, que sedujo a Portugal.

Aquella época, con esos chicos, fue inolvidable. Queiroz anunciaba donuts en las calles de Lisboa y los jugadores lusos eran idolatrados en todo el país. Ganó el Mundial de Arabia, en 1989, y también el de 1991, en Lisboa, en el estadio de La Luz ante más de 100.000 personas. Figo, Joao Pinto, Rui Costa, Jorge Costa, Peixe, Bino... Todo una generación que se inventó él y al que le faltó la púrpura de un título absoluto.

Es un hombre FIFA. Bien visto en la sede de Blatter en Zúrich. Habitual de sus comisiones técnicas, ha redactado multitud de informes para ayudar a la mejora de este deporte. Receptivo, ciudadano del mundo, es un aventurero con crédito, al que sus dos Mundiales le abrieron las puertas de todo el mundo. De Japón, de EEUU, donde dirigió en Nueva York a los MetroStars, y de Sudáfrica, selección a la que puso en el Mundial-2002 y de la que salió en medio de una profunda polémica.

Y en eso apareció Alex Ferguson, que, espabilado, se lo encontró libre y sin trabajo. Su más que segura llegada al Real Madrid le abre un futuro con el que siempre soñó.