Tenía que pasar cuando juegas a ser quien no eres. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad encajó una derrota bastante inesperada en la pista del ZTE Real Canoe (95-81), sobre todo en el contexto de la buena temporada que está protagonizando el equipo verdinegro y que era la visita al segundo por la cola de la LEB Oro. Aunque sin dramas, fue un día bastante amargo.

Es el precio de arriesgarse de forma tan constante a cambiar la identidad que le ha llevado a arrancar la sonrisa de sus aficionados durante la mayor parte de la campaña. Ganó en Huesca priorizando el ataque y dejando el margen la defensa durante tres de los cuatro cuartos. Y mantuvo el mismo guión en 38 minutos frente al Marín. A la tercera, y sin corregir los errores, el resbalón: no se pueden encajar 95 puntos frente a un rival así y toca reflexionar antes de recibir a Melilla el próximo viernes.

Se salvará, pero no llegará a grandes metas el conjunto de Roberto Blanco si cree que va a ganar más que perder si propone esto. Si algo le ha distinguido es la humildad, el esfuerzo, matarse literalmente para proteger su aro. Y esperar a que el ataque fluya. Solo con el 50% de la fórmula de Pez Volador va a costar. Y más si se ceden rebotes ofensivos.

¿Exceso de prepotencia? El caso es que desde el salto inicial algo no funcionó. Es un insulto encajar 16 puntos en los primeros 5 minutos y 32 en el primer cuarto (32-19), por mucho que el Canoe pareciese estar poseído y jugadores como Olaf Schaftenaar hiciesen su particular homenaje póstumo a Kobe Bryant imitándole (4 de 4 en triples en posiciones a veces imposibles).

Un toque de atención tras otro no despertó del todo al Cáceres, que ya había hecho debutar a un Paco del Águila que podía haber sido marinero en el ‘barco del arroz’ de lo perdido que estuvo. Cuando los gritos de Blanco retumbaban en todo el pabellón en los tiempos muertos (aplaudidos por la nutrida hinchada visitante) había una reacción durante unos pocos minutos, pero no lo suficiente como para ponerse por delante. Los madrileños fallaban poco, pero cuando lo hacían tenían segundas oportunidades. Con 46-35 a 4:40 para el descanso sí hubo un repunte verdinegro, fundamentado en un quinteto más esforzado y el excepcional acierto de Milan Nikolic, que firmó su mejor actuación desde que llegó. Qué clase tiene, pese a lo frío que parece. Un 53-50 al intermedio era un mal menor, pero resultaba muy obvio que ese no era el camino.

APLAZANDO EL DESENLACE

Llegó a igualar el Cáceres en el minuto inicial de la segunda parte (53-53) con uno de esos triples de Ricardo Úriz que a veces enamoran y otras desesperan (ayer, 1/7). Eso no sirvió de impulso, sino más bien de todo lo contrario, como demostró la consiguiente relajación (64-55, min. 25).

Otra vez tocaba ‘hacer la goma’ (70-69, final del tercer cuarto), pero cuando se hace eso hay que pegar el hachazo en el momento definitivo. Y nunca se produjo. El Canoe volvió a escaparse entonces, con Alberto Martín tirando de clase para minimizar a Úriz y Zubizarreta y Chema Gil jugando por encima del aro con demasiada facilidad, sobre todo cuando estaba Arkeem Joseph en pista. No hay nada que hacer como equipo si eres tan blandito.

FICHA DEL PARTIDO

Real Canoe: 95

Cáceres: 81

-Marcador por cuartos: 32-19, 53-50 (descanso), 70-69 y 95-81 (final).

-Árbitros: Lucas, Zamora y Sánchez. Sin eliminados.

-Pabellón: Pez Volador

-Espectadores: 800.

-ZTE Real Canoe: Alberto Martín (10), Chema Gil (17), Ander Martínez (21), Olaf Schaftenaar (18), Kristian Kullamae (15) -cinco inicial- Facundo Corvalán (6), Álvaro Lobo (5), Guillermo Ruiz (3), Jonathan Holmes (0).

-Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Ricardo Úriz (4), Niko Rakocevic (10), Ferrán Ventura (6), Jordy Kuiper (9), Arkeem Joseph (8) -cinco inicial- Aitor Zubizarreta (9), Luis Parejo (5), Milan Nikolic (20), Sylvester Berg (1), Jorge Bilbao (9), Paco del Aguila (0).