Gracias Samu por tu victoria tan emotiva. Gracias Samu por haberme hecho vibrar, por habernos hecho disfrutar a todos con tu espléndido triunfo en la muralla. La tuya ha sido la primera medalla que el ciclismo, mi deporte, ha conseguido en la modalidad de ruta. Y lo ha hecho a lo grande, con un oro, tal cual consiguió Miguel Induráin, aunque en aquel caso, y en Atlanta, fue en la disciplina contrarreloj.

Cuando he visto que has respondido al ataque de Evans y Andy Schleck he empezado a vislumbrar que íbamos a conseguir una medalla, aun sabiendo que el oro estaba muy caro puesto que a tu lado se encontraba Rebellin, que para mí es el tío más listo del pelotón. Si hubiese tenido un poco más de cualidades físicas lo habría ganado todo, absolutamente todo.

Me habían preguntado si Bettini y Valverde eran los máximos favoritos al oro. Efectivamente, partían con esta denominación, pero no nos podíamos olvidar de Rebellin, que si acudía a los Juegos lo hacía con alguna intención más que la de ayudar al Grillo de Bettini. Y allí, a su lado, tenía que estar Samu. Este era el papel que debía interpretar.

Ha sido, además, una medalla de oro conquistada con inteligencia y poderío por parte de la selección española. Porque en este equipo no solo estaban Bala Valverde y Freire. Los cinco integrantes tenían opciones. Y si en alguna ocasión en la parte final de la carrera se ha podido intuir cierto nerviosismo y hasta creer que los corredores españoles se estaban equivocando al tomar el mando de la prueba, puedo asegurar que nada era más incierto. Chapeau al trabajo de equipo y, sobre todo, un aplauso a la persona que ha decidido la táctica de este baño en oro.

Pero quiero resaltar que este título es otro puñetazo encima de la mesa, porque el ciclismo es una gran especialidad que sigue dando alegrías al deporte español.

Que esto no pare, porque desde que yo gané el Tour hace tres años, con el Giro de por medio, hemos triunfado luego dos veces en París.