En Brasil suenan las alarmas. A su llegada al hotel de concentración Sao Paulo, el capitán de la Seleçao , Neymar Júnior, sorprendió a todos al descender del autobús con un aparatoso vendaje en el tobillo derecho y una más que evidente cojera. Según los fisioterapeutas del equipo pentacampeón, Alex Evangelista y Charles Costa, la lesión de Neymar se limita a un esguince de grado 1. Sin embargo, el uso de un aparato de estímulos eléctricos se hizo necesario ante el intenso dolor sufrido por el jugador tras el partido ante Dinamarca.

En aquel encuentro (4-0), Neymar realizó un esfuerzo innecesario. Con un 3-0 en el marcador se torció el tobillo en la disputa por un balón aéreo. Su ambición, unida a la responsabilidad de ser el capitán, hicieron que Neymar se negase a abandonar el campo. Grave error. Con 360 minutos acumulados, el único jugador verdeamarillo que jugó íntegros los tres partidos de la fase de grupos, el cuerpo de Neymar no está para demasiadas exigencias. Los 42 días de vacaciones y la falta de rodaje se cebaron con el tobillo del brasileño.

A pesar de que la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) insiste en que Neymar no peligra para el partido de cuartos contra Colombia, que se jugará mañana en el Arena Corinthians de Sao Paulo, lo cierto es que el capitán era duda incluso para el entrenamiento de ayer tarde.