Desde la Federación Extremeña de Montaña y Escalada se muestra a través de un comunicado público una «profunda preocupación» sobre la posibilidad de que «nuestras disciplinas deportivas puedan sufrir prohibiciones en su práctica», ya que, dadas las circunstancias, «mantener la actividad física supone casi el único alivio en un momento de angustiosa preocupación por esta pandemia».

En esta nota se argumenta que «a diferencia de un practicante eventual, un deportista federado en montaña es una persona que con su licencia federativa asume los costes asistenciales y de rescate ante un posible accidente, ya que estos se atienden en centros hospitalarios privados, liberando de esa forma a nuestro exhausto Sistema Público de Salud».

La Fexme sostiene que trabaja «sin descanso en ofrecer, a la sociedad en general y a sus federados en particular, un marco seguro tanto en las condiciones sanitarias como en las deportivas» y pide no olvidar que «nuestros deportes de montaña se desarrollan en el medio natural y se basan en una interacción entre el federado y la naturaleza, con múltiples beneficios asociados». Por esto se llama a la reflexión a las autoridades «en cuanto a su posible regulación», aludiendo a los «beneficios asociados a la salud son compartidos y accesibles por la totalidad de la población» y que su práctica «implica mejorías a nivel psicológico y social, reduciendo el estrés y como consecuencia, los índices de depresión entre la población». También se alude que pueden ser llevadas a cabo por las unidades convivientes en su totalidad y que el medio natural en Extremadura «presenta unas características privilegiadas». No falta la referencia a que la práctica de los deportes de montaña beneficia económicamente a las zonas rurales.