Ayer estuvo a punto de arrojar la toalla, pero él mismo aclara que ni siquiera quiere que su nombre salga a la luz de nuevo. No quiere polémicas. El presidente de la Federación Extremeña, Jesús Luis Blanco, está especialmente molesto durante las últimas horas debido a la repercusión --y no sólo mediática-- que se ha derivado de sus gestiones en la federación española para tratar de buscar una solución, un año más, al Cáceres. Las conversaciones a muy distinto nivel se han sucedido entre Blanco y todas las partes de la crisis, "y me estoy llevando de todos los lados", se queja. El insiste: sólo trata de ayudar. El artículo del gerente del Cáceres, Julio Espino, publicado ayer en este diario, ha sido la ´guinda´.