CACERES 2016 - 72: Rod Brown (6), José M.

Panadero (5), Lucio Angulo (7), Harper Williams (5), Adrian Moss (17) --cinco inicial-- Jesús Poves (9), Tomás Bellas (10), J. Sanguino (0), Mike English (9), Diego Guaita (4), César Bravo (0).

FORD BURGOS - 82: Raúl Mena (9), Diego García (17), César Sanmartín (2), Diego Lo Grippo (4), Nedzad Sinanovic (13) --cinco inicial-- Peter Lorant (7), Iván Corrales (16), Luis F. Gruber (7), Manu Gómez (7).

MARCADOR POR CUARTOS: 18-24, 41-36, 55-49 y 72-82.

ÁRBITROS: Juan Pedro Morales y Fermín González. Sin eliminados.

Para empezar, tropiezo. El Autocid Ford Burgos, un equipo aseado pero probablemente no mejor que el Cáceres, provocó el primer disgusto de la temporada del reencuentro con la segunda categoría del baloncesto nacional. Para más inri, un jugador descartado para el proyecto, el italo-brasileño Luis Felipe Gruber, apareció para dar el golpe definitivo en el momento clave.

El Cáceres perdió una pequeña batalla dentro de la larga guerra que le espera este año. Y lo hizo, al margen de Gruber, por sus propias carencias. Cuando pudo sentenciar, no lo hizo. Puede que le temblara la mano. Puede que a su rival le sobrara la convicción de la que adolecían los extremeños, pero el primer test dio negativo.

Fue el grupo de Manuel Piti Hurtado la viva imagen de la irregularidad, alternando fases sublimes, especialmente desde la defensa, con minutos desastrosos. Uno de los jugadores más experimentados, el base Rod Brown, pareció un juvenil acogotado a la hora de mirar a la canasta, justamente lo contrario que su compañero de puesto, Tomás Bellas, una agradable sorpresa en el duelo ante los castellanos.

Pero lo realmente importante no se consiguió. La LEB Oro, una categoría en la que el equilibrio se hace norma, se suele decidir por pequeños detalles que a veces se hacen enormes. Al Cáceres, que había superado una crisis en el primer cuarto, cuandollegó a ir 11-22 en contra, le faltó rematar la faena cuando tuvo el partido aparentemente controlado (53-44, minuto 27), con jugadores dominadores como Adrian Moss marcando territorio y un rival a su merced.

PAPELES CAMBIADOS El equipo local tiró de manual defensivo durante al menos dos terceras partes del choque y apeló al talento de Bellas y al espíritu de English (otro jugador que hizo más de lo que se le supone) para dominar el duelo, además de Moss. Los papeles cambiados, dado que ni Panadero ni Sanguino tenían el día ni que Moss podía con todos, ya que Guaita y Williams estuvieron más pendientes de las decisiones arbitrales --parciales, pero no determinantes-- que de hacer su trabajo.

Pero el Ford Burgos tiene a una torre como Sinanovic (un gigante fracasado en el Madrid) que causa pavor de las zonas, además del talento de Diego García y el placentino Iván Corrales. Entre estos tres jugadores sostuvieron al cuadro de Andreu Casadevall, tradicional perdedor en sus visitas a Cáceres. Corrales hizo una estadística inmaculada desde el tiro libre (10 de 10) que resultó mortal de necesidad.

Los tiros desesperados de Poves no fueron tampoco la solución en un último cuarto de tintes catastróficos, con los burgaleses jugando al gato y al ratón y dando rienda suelta a su efectividad desde la personal. Gruber hizo un triple para el 62-68 que resultó casi definitivo, ya que a partir de ahí el coraje local se encontró con sus propios nervios que degeneraron en impotencia. El amago final fue un quiero y no puedo de los de Hurtado, que deberá impartir unas clases de decisión, la que les faltó a los suyos y le sobró, por ejemplo, a su exalumno Gruber.