Hasta su caída, en junio del pasado año, en los ensayos de Mugello-2010, todas las conferencias de prensa de Valentino Rossi fueron para dar, bromear, ironizar, sonreír sobre buenas noticias. Desde aquella doble fractura de tibia y peroné derecho, solo ha habido una cita ante los periodistas más o menos festiva: su anuncio de que fichaba por Ducati, provocando la algarabía en Italia y en medio mundo. Desde entonces, poco sitio para las risas. Incluso en la legión de periodistas aduladores que le siguen, persiguen y elogian.

Alguien le pidió ayer cómo se sentía al salir "el último" en el GP número 250 de su vida. "El último no, perdona, no hagamos bromas con eso; salgo penúltimo". Y, a continuación, nacieron las sonrisas, tímidas, nada de carcajadas. Todos sabían que el que preguntaba tenía toda la razón.

El Doctor aparecerá hoy último en la parrilla de MotoGP en Sachsenring (Alemania), pues, aunque esa plaza la ocupe realmente Sylvain Guintoli, el crono firmado por Vale fue de último, último. Hasta Rossi lo reconoció al final de la rueda de prensa, pues se despidió con un: "...Suerte que Capi no ha corrido, sino salgo el último".

La sensación de que Rossi se ha equivocado firmando por Ducati es ya compartida por todo el mundo. Al menos, en este caótico 2011 en el que, en solo nueve carreras, ha cambiado de moto, de motor, de proyecto, de todo... y nada le ha funcionado. "Cuando probé la mil del año que viene, pensé: este chasis, con el motor ochocientos de este año, puede ir bien. Decidimos entre todos, repito, entre todos, cambiar y ha sido un desastre. Me canso, peleo, lo intento con la misma intensidad y esfuerzo como si estuviese peleando por la victoria y acabo el porras, lejísimo. Un desastre. No puede ser. Hemos de volver atrás".

Una situación frustrante

Y el caso es que el Doctor llega a su carrera número 250 con cifras astronómicas, inigualables: ha ganado nueve títulos en todas las cilindradas, ha vencido en casi la mitad de los grandes premios que ha corrido (105 triunfos) y se ha subido al podio en casi dos terceras partes de carreras (175). Y hoy partirá el último. Perdón, penúltimo. "¿Que si un resultado así sirve de motivación? No, no, por favor, un resultado así es un desastre. Pilotar así no te puede servir de motivación de ninguna manera. Es frustrante. Mucho, sí".

Esa tesis de que Rossi se cansa como si ganase y acaba entre el montón es compartida por sus grandes rivales, que lo ven desesperarse en la pista pero que, en ningún momento, han dudado de que saldrá adelante.