Bajo el prisma de las brillantes máscaras carnavaleras, el fútbol adquiere otra dimensión, una magia especial que mantiene viva la emoción como factor fundamental del espectáculo. La Primera y la Tercera División, el cielo y el suelo, se ponen de acuerdo en plena fiesta de disfraces para dinamitar la liga con toneladas de incertidumbre.

A mil kilómetros del temblor de tierra culé causado por un terremoto merengue, se encuentra el pulso extremeño entre los dos mejores equipos de la calle 14 de Tercera División. Y es que el Cacereño vuelve a dar la murga al Cerro cuando los seis puntos que les separaban parecían un mundo. Ahora no. Hoy son una pequeña isla, mañana quién sabe-

La distancia actual es de cuatro puntos, pero con un partido menos para los de Angel Alcázar. El jueves sobre la media noche podría ser sólo uno, si el Cacereño supera al Olivenza en el partido aplazado de las diez de la noche del día 26, en el estadio Príncipe Felipe.

Teniendo en cuenta que el Cerro tiene que pisar en pleno jueves santo el fortín cacereño, ni la mente del mismísimo Alfred Hitchcock hubiera maquinado un final con tanto suspense. Todo tiene un principio y un final, y la racha de victorias consecutivas de los jugadores de Tinín se quedó en nueve tras empatar a cero en Zafra en un mal partido en el que, la bola no entró, como diría McEnroe. El Cacereño emuló al mejor Nadal para hacer un set en blanco en San Vicente de Alcántara, una semana después de ser criticado por empatar frente al Jerez de Izquierdo, que entró con el pie derecho y ahí está pisando fuerte...

Está claro que no le gusta el fútbol a Santa Rita. Lo que un día te dan, al otro sí te lo quitan. También se pone emocionante la lucha por la tercera y cuarta posición del trono entre el Badajoz y el Villanovense. El inquilino del Nuevo Vivero se tambalea últimamente en campos como el del Santa Marta, con derrota, y el del Valdivia, con empate final del rey Rai. Y los del Romero Cuerda tienen cuerda para rato, o suero cada domingo con 13 puntos de los últimos 15. Y ojo con el Don Benito y el Moralo, a siete puntos.

De Villaarriba a Villaabajo. Este Plasencia está vivito y coleando. "No estaba muerto, estaba de parranda...", cantaba Peret, pero no es que sea el caso. Hay entrenadores desenterradores, como el hombre de las tres erres. Rafa Rincón Rus vino con la pala, y el colista resucita. En la terna del descenso le acompañan el viajero segedano, y el Sanvi, después de su frustrado partido de tenis.