Luis Jaime Puebla siempre da espectáculo en las ruedas de prensa. El director general del Cacereño aprovechó la presentación de dos de las últimas incorporaciones, el delantero Ezequiel Lamarca y el defensa Mario Ramón, para lanzar dos mensajes que probablemnete se le quemaban en los labios. El primero fue la firme promesa de que el estadio Príncipe Felipe recuperará la luz artificial como mínimo para la segunda eliminatoria de Copa del Rey el 12 de enero del 2020; el segundo, que no le gustó un pelo la actitud de «directivos profesionales del Arroyo», dijo, por sus celebraciones tras el gol que decidió en la eliminatoria de Copa Federación hace una semana ya. «Fue una noche difícil», recordó. La excesiva efusividad de algunos responsables del conjunto arroyano detrás del banquillo del CPC le supo muy mal.

La otra cuestión, más trascendente, es la de la luz en el estadio. El Cacereño necesita tenerla lista si quiere tener el visto bueno federativo para acoger un partido de Copa del Rey y cree que, con las tres torretas que todavía siguen en pie, será suficiente, pero se necesitan un estudio previo, reformas que costarán dinero y cumplir especifícaciones técnicas que nada falle ese día. «Estamos en ello y prometo que lo conseguiremos», dijo Puebla.

En ese aún lejano 12 de enero visitará el Príncipe Felipe un equipo de Primera o Segunda División, ya que el Cacereño no necesita superar la primera eliminatoria, también a partido único, que tendrá lugar el 18 de diciembre.

LOS DOS FUTBOLISTAS / Ezequiel Lamarca y Mario Ramón, que acababan de ser presentados, observaban a Puebla con cierto asombro. El primero de ellos, delantero de 28 años, sufrió una lesión muscular en su debut del jueves (0-4 en Trujillo), pero, a la espera de las pruebas, no se cree que sea grave. «Mi expectativa aquí es ascender. Es un proyecto ilusionante y vengo a dar lo mejor de mí mismo y a marcar el máximo número de goles posible. El vestuario me ha acogido bastante bien y eso es algo que hay que agradecer», comentó. La pasada temporada, desde luego, no vio puerta: jugó 33 partidos --aunque solo 8 como titular-- y no llegó a marcar. Dice que prefiere jugar de ‘9’, aunque también puede hacer locomo media punta.

Por su parte, Mario Ramón, defensa de 33 años, también es conocido en Extremadura al jugar la pasada campaña en el Mérida. Su protagonismo descendió en la segunda vuelta, pero él se mostró contento por haber cumplido el objetivo del ascenso. «Cuando hay competencia, te puede tocar jugar o no jugar, pero es bueno que sea así», indicó. Se definió como un central al que le gusta «participar con balón hablar mucho con los compañeros».