Hacía mucho tiempo que una convocatoria del Cacereño no levantaba tanta expectación. Medio centenar de personas acudieron ayer al Gimnasio Sottotera de Cáceres para escuchar lo que Luis Puebla tenía que decir sobre la situación del club. Sobrevolaba el ambiente la posible marcha del director general. Pero no, no hubo dimisión. Lo ha pensado, sí, pero como muchas otras veces en el año y medio que lleva en el CPC.

«Irme ahora sería de cobardes», dijo Puebla, cansado de las críticas anónimas en redes sociales. «A los que insultan o critican le digo que es bueno que lo hagan, pero quitándose la careta, poniendo sus nombres».

Esas críticas se han intensificado por la mala situación deportiva y unos problemas económicos que nunca acaban de estar resueltos. Aunque la deuda sea mínima, como aseguró Puebla, aunque en un año y medio se haya reducido en medio millón de euros («invito al que quiera verlo que lo compruebe»), aunque apenas 24 horas antes de la comparecencia se pagara a los jugadores y cuerpo técnico una parte de los atrasos en sus nóminas. Lo cierto es que la plantilla aún no han cobrado ni el mes de marzo ni el de abril. «De los diez meses que tiene una temporada, los jugadores a día de hoy ya han cobrado siete», reiteró en varias ocasiones el director deportivo del Cacereño, un empleado más del club, como también se encargó de recordar en un par de ocasiones. «Garantizo, como ya hice el año pasado, que la plantilla va a cobrar».

De momento, la próxima mensualidad podrían cobrarla tras la asamblea convocada para el miércoles 8, de donde saldrá un nuevo consejo de administración y un nuevo presidente, Carlos Ordóñez, «que se está quitando la vida por el club», recalcó Puebla, «está aportando y solucionando cosas. Espero que para el futuro sea un buen presidente».

La no dimisión de Adolfo

La situación económica preocupa, pero quizás más lo hace la deportiva. El bajón del equipo en el último mes y medio ha sido notable («puede que hayan influido los problemas de cobro», reconoció Puebla) y ha obligado a cambiar el objetivo inicial. «Nuestro objetivo es quedar segundos, lo que nos permitiría jugar la Copa del Rey ante un Primera o un Segunda en la primera eliminatoria. Para eso hay que sacar un mínimo de siete puntos», explicó el director general. «Están todos a muerte para sacarlo adelante», añadió.

También el entrenador, Adolfo Muñoz, que tras la derrota ante el Calamonte presentó la dimisión, que fue rechazada por Puebla. «Adolfo es una persona impulsiva, como yo. Adolfo es un gran entrenador. El domingo me presentó la dimisión y le dije que no, porque es la persona idónea, por lo que ha dado y por lo que va a dar para subir a Segunda B». Si mañana no se ganara al Extremadura B (12.00 horas, Príncipe Felipe), la postura seguirá siendo la misma, dijo después en respuesta a un aficionado.

Tras atender a la prensa, Puebla también respondió a los aficionados presentes, que expresaron su cansancio por tantas promesas incumplidas («lo mejor es que a partir de ahora solo digan que van a hacer lo que de verdad pueden hacer», le espetó un seguidor), por la situación deportiva («el equipo no juega a nada, somos un hazmerreír»), por la económica («los jugadores, como trabajadores que son, deben cobrar»), e incluso por el horario del partido de mañana, que coincide con la subida de la Virgen de la Montaña a su santuario.