Está siendo una de las sensaciones del emergente Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Aitor Zubizarreta Arambarri (Azpeitia, Gipuzkoa, 6-3-1995) arranca reservado la entrevista, pero se va soltando y hasta llega a decir que tanto él como su equipo lo pueden hacer aún mejor (6,6 puntos y 2 asistencias en 20 minutos en cancha, 5,1 de valoración).

-¿Cómo le llaman normalmente, «Aitor» o «Zubi»?

-En mi casa y mis amigos de toda la vida me llaman «Aitor», pero es verdad que en el mundo del baloncesto lo mismo soy más conocido como «Zubi».

-¿Nada que ver con el mítico portero de fútbol Andoni Zubizarreta o el exjugador de ACB Iñaki, aquel pívot calvo?

-No. Mucha gente me lo pregunta. Incluso también lo hicieron cuando fui a Estados Unidos.

-¿Qué nos cuenta del Aitor Zubizarreta persona? ¿Cómo es y qué gustos tiene?

-No sé qué decirle... Soy un chico muy amigo de mis amigos. Me gusta pasar mucho tiempo con ellos y salir a tomar algo. Suelen decir que soy tímido de inicio, o serio, pero luego ya cuando tengo confianza me gusta hacer bromas.

-Hay mucho graciosete en el vestuario esta temporada...

-Sí, empezando por el capitán. A ver si Luis [Parejo] suelta el móvil de una vez.

-En la pista está mejorando sus números en todos los apartados respecto a la pasada temporada. ¿Sorprendido del nivel que está ofreciendo?

-No, la verdad. Y pienso que puedo hacerlo mucho mejor. Me gusta entrenar y lo hago mucho. Es la manera de que el trabajo dé sus frutos. Siempre me he visto capaz de hacer lo que estoy haciendo ahora e incluso ayudar todavía más.

-Está en un 50% en triples. Su entrenador dijo que ante el Ourense le dejaron tirar y que eso ya no se podía hacer…

-El tema del tiro es más mental que otra cosa. Cuando entreno hago buenas series y no me cuesta meter. Es como lo de Ricky Rubio: hasta hace dos días le pasaban los bloqueos por detrás, como a mí el Ourense. Tener confianza de los compañeros y el entrenador es clave. Roberto [Blanco] siempre me dice que tire si veo ocasión.

-En teoría venía como reserva de Ricardo Úriz, pero está jugando más que él de promedio…

-Habrá de todo: partidos en los que él esté más en pista y otros en los que esté más yo. El entrenador nunca me ha dicho que sea base suplente. Sí que sabía que teniendo a Ricardo de compañero iba a haber mucha competitividad. En baloncesto ya no hay titulares o suplentes. Todos aportamos.

-¿Qué está aprendiendo de un jugador tan veterano?

-Es un lujo estar con él todos los días. Siempre se aprende algo. El otro día camino a Lleida me cogió en el autobús y me comentó un par de cosillas. Una de ellas es que, como soy tan competitivo, a lo mejor tengo que controlarme un poco más.

-Hablemos un poco de su trayectoria. Debutó muy joven en el equipo de su ciudad, la muy baloncestística Azpeitia…

-Sí. Tenía 15 o 16 años, en LEB Plata, contra Coruña. Salí los últimos minutos con el partido decidido. Es un pueblo de 14.000 habitantes con equipo en LEB Plata y Liga Femenina 2. Tiene mucho mérito eso.

-Después estuvo cuatro años en Estados Unidos en dos universidades, Portland e Idaho. Se intuye en usted que eso causó un impacto imborrable…

-Fue la mejor decisión: compaginar estudios con un buen baloncesto e hice relaciones para toda la vida. Los mejores cuatro años de mi vida, aunque me fui de Portland porque no jugaba mucho. Si un jugador tiene la oportunidad de una beca, que no lo dude. Aquí es mucho más difícil hacer las dos cosas al mismo tiempo.

-¿Qué estudió allí?

-Dirección de empresas, el equivalente al ADE de España. Ahora estoy haciendo un master. Me interesa sobre todo el tema del marketing digital y el comercio online.

-Al regresar llegó a firmar por el Bilbao Basket con vistas a asomarse a la Liga Endesa a medio plazo, pero no logró hacerlo finalmente. ¿No fue el momento adecuado?

-Cuando volví tuve varias ofertas, incluso de otros clubs de ACB, pero Bilbao me daba una seguridad: tres temporadas más otras dos opcionales. Sin embargo, bajaron [en 2018] y se rompió el contrato. Pude ir a jugar con ellos a LEB Oro, pero deportivamente no me interesaba mucho con 23 años ya que tenían otros dos bases y preferí buscar más minutos en Palencia.

-¿Qué tal le fue allí?

-Yo creo que bien. Cuando cambió el entrenador hubo un partido en el que no jugué ni un minuto, pero luego estuve mucho tiempo en pista dando descanso a Jorge Sanz y acabé bien en los ‘playoffs’. Estuvo a punto de renovar, pero entre unas cosas y otras no se hizo.

-Y el Cáceres ¿cómo lo ve? ¿En pretemporada firmaba ir 4-4 a estas alturas?

-Cuando empezamos a jugar amistosos sí creí que podíamos hacer algo así. Sabíamos que nos iba a costar, pero estar en media tabla sí que se podía esperar.

-¿Cuál es el techo del equipo? ¿Se va a pasar de pedirles la permanencia a los ‘playoffs’?

-No. El objetivo tiene que ser la salvación, aunque no me gusta mucho hablar de objetivos. Vas partido a partido, día a día, y ya dirá el tiempo dónde estaremos. A ver si podemos ser la sorpresa de la temporada.

-No habrá término medio el viernes en el partido ante Almansa: o confirmación o decepción…

-Todas las derrotas son un palo. El Almansa viene de ganarle a un gran equipo como Valladolid. En esta liga puede pasar contra cualquier equipo. Tampoco el Breogán se esperaba que les dominásemos durante 40 minutos. Lo que tenemos que hacer es seguir nuestra buena dinámica y ganar en casa.