SERBIA: (5+18+16+21): Nedovic (6), Bogdanovic (2), Bjelica (2), Kalinic (2) y N. Krstic (4) --equipo inicial--, Nemanja Krstic (3), Micic (8), Gagic (7), Andjusic (11), Katic (11) y Stimac (4).

ESPAÑA: (21+27+25+17): Rudy (19), Calderón (3), Ricky (5), Claver (9) y Gasol (7) --equipo inicial--, Rodríguez (22), Rey, San Emeterio (6), Llull (5), Aguilar (8), Gabriel (4) y Mumbrú (2).

ARBITROS: Christos Christodoulou (GRE), Olegs Latisevs (LET) y Srdan Dozai (CRO). Ricky Rubio fue eliminado por cinco personales (min.35).

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a los cuartos de final del Europeo 2013.

La selección española de baloncesto arrolló a la de Serbia (60-90), se clasificó para las semifinales del campeonato de Europa, en el que jugará por las medallas, y dio una auténtica lección en defensa, en ataque y de lo que es el juego en equipo. Rabia, ganas, entrega. Los jugadores españoles salieron con ganas de resarcirse de los malos resultados y de los errores cometidos hasta ahora y resurgieron en el momento clave, en el partido de verdad .

El equipo español sacó la casta de campeón desde el primer instante. Para no dejar el menor atisbo de duda a los serbios. Una canasta de Marc, un triple de Calderón y otro más de Rudy, tres pesos pesados, subieron un fantástico 0-8 al marcador en apenas dos minutos.

Pero mejor que eso, aún, fue la defensa, con un Ricky hiperactivo en la ayuda a Marc sobre Krstic. El marcador no fue haciendo sino reflejar la tremenda superioridad de España.

BRILLANTES EN DEFENSA Rudy, que finalizó el cuarto con 13 puntos, capitaneó el ataque, mientras que en defensa todos brillaron en el trabajo, en la ayuda, en la ausencia de egoísmo. Al final del parcial, 5-21. La selección serbia se quedó en solo cinco puntos, incapaz de superar las líneas españolas. El único pero fue la segunda falta de Marc Gasol, que fue sustituido casi de inmediato, momento en el que se pasó a defensa en zona.

El segundo cuarto tuvo un nombre propio que hay que escribir, en este caso en mayúsculas: Sergio el Chacho Rodríguez. Templó, mandó, encestó (14 puntos en este periodo) y hasta defendió. Cualquier cosa que se diga del base del Madrid en este segundo acto será injusta, porque se quedará corta.

Siguió la defensa estajanovista española, siguieron los buenos movimientos en ataque, siguió el trabajo del equipo y siguió aumentando la ventaja hasta un 17-43 (min. 13), después de un parcial de 0-13 en casi tres minutos para recordar.

Al final de los primeros veinte minutos, 23-48 y las mejores sensaciones. Serbia, el primer clasificado del grupo E en la segunda fase, estaba siendo literalmente barrido de la cancha, incapaz de dar soluciones a las propuestas del equipo español.

En la reanudación, España no se dejó en el vestuario ninguna de las virtudes que había mostrado hasta ese momento y un 0-10 en cuatro minutos y medio catapultó la ventaja hasta los 35 puntos. Con seriedad, con trabajo, con ganas, con calidad y con un saber hacer que dejó a los serbios sin argumentos posibles.

Dusan Ivkovic intentó todo lo que su manual de 30 años de entrenador de primer nivel decía, pero la diferencia aumentó a los ¡40 puntos!, 29-69 (min. 26.20).

El partido careció de la emoción que transmite un marcador igualado, pero es que sobre la pista solo existió un equipo, el de España, que hizo y deshizo a su antojo y que pudo permitirse el lujo de ir reservando jugadores pensando en la lucha por las medallas. El partido estaba decidido y había que pensar en la lucha por las medallas. España lo bordó.