Extremadura: Toni; Garmendia, Roberto, Fabios, Alaín; José Ignacio (Fernando Carmona, M. 46), Santi Amaro (Ortiz, M. 88); Aitor Santos (David Carmona, M. 66), Cobos, Cabello y Asen.

Aguilas: Duro; Ortega, Rueda, Raúl, Germán; Lorca, Darmon (Torrecilla, M. 76), Olivares, Oscar Ventaja; Tariq (Castillo, M. 76) e Iván Nuevo (José García, M. 76).

Goles: 1-0 M. 53: Santi Amaro. 1-1 M. 82: José García.

Arbitro: Antonio I. Mariscal Sánchez (Andaluz). Muy aspaventoso y un pelín crecidito. No estuvo bien (1). Amonestó a J. Ignacio (9´), Alaín (26´), Ortuondo (49´), Garmendia (61´), Cobos (75´), S. Amaro (81´), Ortiz (91´), Toni (95´)/, Tariq (8´), Germán (75´) y Ortega (90´).

Incidencias: Unos 1.900 espectadores en las gradas del Francisco de la Hera y en tarde más fresca de los esperado inicialmente.

Ortuondo anda clamando, ante todo aquel que quiere escucharle, que el equipo que sustenta el proyecto azulgrana de la presenta campaña es un bloque con el que hay que tener mucha paciencia. Y a fe que debe llevar razón el vasco porque el arranque liguero del conjunto almendralejense no se ajusta a cánones previamente establecidos. El Extremadura tuvo que resignarse ayer a firmar tablas ante el Aguilas (1-1) y sumó un único punto de seis posibles en sus dos comparecencias consecutivas ante su afición. De esta forma, aplasta la ilusión que esta misma escuadra sembró tras el 1-5 del estreno en Zafra y devuelve a la tierra a los que habían dado ya rienda suelta a la imaginación y la historia reciente, que por cierto sabe mucho de gestas balompédicas.

El grupo de Ortuondo perseveró en los mismos errores que vienen siendo moneda común en el reencuentro con la competición. Dilapidó la primera parte, en la que abrazó el tedio y llevó la desesperación a la grada sin ser capaz siquiera de crear una ocasión de enjundia, y se mostró como un equipo tan espeso y plomizo como el de partidos precedentes. El Aguilas, viviendo casi exclusivamente de sus errores y continuas pérdidas de balón, fue capaz de nadar, guardar la ropa y hasta fabricar las dos únicas opciones con posibles de la primera entregar del feo partido de ayer.

PITOS Y PALMAS Muestra evidente de lo anterior es que una afición tan entregada como la azulgrana despidió con sonoros pitos a sus jugadores cuando se marcharon a vestuarios para apurar el descanso. Pero los pitos se convirtieron en palmas muy pronto. La grada estaba deseando que el Extremadura le ofreciese algo, por mínimo que fuera, para agradecérselo sonoramente. Y en cuanto se produjo esa especie de milagro que vuelve como un calcetín a los de Ortuondo tras el descanso, las manos echaban humo. Y es que el Extremadura había vuelto a cambiar y llegaba con entidad a la meta rival.

Tras un par de avisos, Santi Amaro llevó el delirio a la hinchada fusilando un buen servicio de Cabello tras una excelente jugada del exalbinegro (m. 53). Pero mira por donde el equipo local empezó a salirse de nuevo del partido tras marrar Fernando Carmona la opción del 2-0. El almendralejense no llegó por poco a una asistencia de Asen (m. 56).

El grupo de Pepe Soler, mucho más enchufado en el partido, se metió de lleno en faena y volvió a desnudar las miserias de los azulgranas en defensa. Toni García salvó, milagrosamente y por dos veces, el empate en el minuto 64. Primero en un disparo de Oscar Ventaja. A renglón seguido en un chut a bocajarro de Tariq pegado a la cepa del palo (m. 64).

EL EMPATE El once murciano sólo advertiría una vez más antes de igualar el tanteo. Pero Alaín sacó bajo palos, y Toni detuvo la segunda opción, en un doble remate de Raúl (m. 80). Dos minutos después se confirmó lo que parecía un secreto a voces. El Aguilas conseguía su empate merced a una jugada marcada por la fragilidad azulgrana que dejó el balón a pies de José García para que fusilase. Antes, Torrecilla había entrado por la zona derecha del área local cual cuchillo en mantequilla. Y lo peor es que hasta el final flotó la sensación de que el castigo podía ser aún mayor con un Extremadura desquiciado. Al final se logró sumar un punto que, de seis posibles, parece una pobre renta. Paciencia.