Siempre hay un primer y un último corredor en firmar cada mañana. Es el requisito obligado para tomar parte en la etapa. Juanjo Cobo, con o sin jersey rojo, es de los madrugadores, mientras que Joaquim Purito Rodríguez, a quien ayer una absurda caída dejó fuera de la Vuelta, se hace de rogar.

"Los puertos han sido más largos que duros. Los rodadores (dícese de los corredores que van mejor en el llano que en la montaña) han ido muy rápidos. Y ello ha perjudicado a Purito". Así lo entiende Jaume Hernández, que fue corredor antes que masajista y el mejor amigo de Purito.

Llevaba días Purito cabizbajo por su actuación. Vino con la intención de ganarla, llegó a ser líder y ha constatado que ha perdido las opciones en la montaña, donde ha fallado, su territorio, en vez de la contrarreloj, su calvario, ya que resistió con cierta dignidad. "Encima se retiró Scarponi, que era de los que podían ayudarme. He tenido que hacer muchas cosas demasiado solo". Y atacar tal vez en exceso.

Llegó a más de 11 minutos. Terminó la etapa y se subió a la ambulancia. Todo lo contrario que Juanjo Cobo, que descubrió que los rivales del Sky (Froome y Wiggins) pelearán por las bonificaciones. Sin embargo, la rotonda final lió a los esprínteres. Ganó el argentino Haedo.